Varios amigos, que conocen mi afición casi perruna por los huesos (gracias, Mandy), me envían unas fotos espectaculares donde se ve a un equipo de laboriosos arqueólogos excavando un gigantesco esqueleto humano. Se dan incluso datos geográficos sobre el magnífico hallazgo (al norte de la India, dicen) y se atribuye a National Geographic (otro gigante, a fin de cuentas) la logística científica y mediática del descubrimiento. La noticia tuvo difusión en la prensa más ligerita y en los mentideros de Internet.
Es evidente que se trata de un montaje fotográfico. Hace años, este tipo de fraudes requería la habilidad de un fotógrafo experto, pero hoy, con los programas de procesamiento de imágenes, como Photoshop y similares, cualquier aficionado puede hacer superposiciones y retoques con efectos bastante creíbles.
Curiosamente, hoy me he topado con la fotografía (real) de la excavación (real) que sirvió para hacer el montaje. No fue en la India, sino en las cercanías de Nueva York y no fue un esqueleto humano descomunal lo que intentan rescatar, sino el esqueleto bastante completo de un mastodonte.
Como se puede comprobar, el simulador tuvo la habilidad de añadir a un operario chapaleando en el fango, para que el contraste de tamaños fuera impactante, pero, en cambio, no tuvo la precaución de hacer desaparecer en colmillo de mastodonte que podemos ver en ambas fotos, cubierto de fango, en el ángulo inferior derecho. ¿Lo ven?
Si observan la foto trucada verán también que detrás del húmero derecho del esqueleto asoma un asta de ciervo, que formaba parte del contexto del enterramiento humano. Al cambiar las referencias de escala, ahora nuestro ciervo también sería gigantesco. Hombres descomunales, ciervos descomunales y descomunal engaño. Lástima, porque la historia de los hombres gigantes tenía encanto y ficción suficientes para resultar seductora.
Si observan la foto trucada verán también que detrás del húmero derecho del esqueleto asoma un asta de ciervo, que formaba parte del contexto del enterramiento humano. Al cambiar las referencias de escala, ahora nuestro ciervo también sería gigantesco. Hombres descomunales, ciervos descomunales y descomunal engaño. Lástima, porque la historia de los hombres gigantes tenía encanto y ficción suficientes para resultar seductora.
Gracias Juan. Otra leccion que me das. Yo no me habia fijado en tantos detalles, la verdad, es que con las cosas que hay en internet hay que tener mucho cuidado.En realidad, es como la vida misma, hay que ir siempre seleccionando porque hay mucha morralla y hay personas y/o situaciones que se nos presentan tan retocadas como estas fotos, o aun mas.
ResponderEliminarGenial tu frase: "mi aficion casi perruna por los huesos".
Un beso.