¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Cavafis, en el 75 aniversario

Constantino Petrou Cavafis (en griego Καβάφης), nació en Alejandría (Egipto) en 1863, donde su padre era un rico comerciante. A los siete años, tras la muerte de su padre, su familia se trasladó al Reino Unido, donde Cavafis realizó sus estudios secundarios y conoció a los autores ingleses que supondrían para él el descubrimiento de la literatura como creación. Como poeta, es una de las figuras literarias más importantes del siglo XX y uno de los mayores exponentes del renacimiento de la lengua griega moderna.

Vuelto a Alejandría, se mantuvo trabajando como periodista y como funcionario del Ministerio Egipcio de Obras Públicas. Publicó relativamente poco en vida y con un éxito muy escaso, aunque tras su muerte su obra cobró paulatina relevancia.

En España, la obra de Cavafis ha tenido una gran influencia en la llamada "poesía de la experiencia" y en autores concretos como Luis Cernuda o Jaime Gil de Biedma.
Más recientemente, su poema "Esperando a los bárbaros" inspiró al escritor sudafricano J.M. Coetzee la novela del mismo título.

Reproducimos aquí Ítaca, uno de los poemas más conocidos de Cavafis. Es una invitación a disfrutar la vida y a entender el regalo que son las experiencias que vivimos, que nos hacen aprender y llegar finalmente, de nuevo, hasta nosotros mismos, reencontrándonos en la serenidad de una vejez más sabia.


ITACA

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los Lestrigones ni a los Cíclopes,
ni al fiero Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado,
si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.

Ni a los Lestrigones ni a los Cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-a puertos antes nunca vistos.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes voluptuosos,
todos cuantos puedas.

Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu pensamiento.
Tu llegada allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje:
mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguardar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.

martes, 25 de noviembre de 2008

STENO o la locuacidad de la Tierra (Reposición)



Hoy, 25 de noviembre, la Iglesia católica recuerda en su santoral al beato danés Niels Steensen (1638-1686), cuyo nombre lo hemos castellanizado como Nicolás Steno (Stènon para los franceses). Lo traemos aquí porque fue médico y geólogo y una personalidad de gran prestigio científico en su época. Hoy lo recordamos sobre todo por su aportación geológica más elemental: el conocido principio de Steno o de superposición de los estratos, que establece que, en una serie de estratos no deformados, los más profundos son también los más antiguos. Esto, que parece hoy una obviedad, ha logrado convertir el suelo que pisamos en un tesoro documental, un archivo locuaz que los paleontólogos han aprendido a leer poco a poco en la laboriosidad polvorienta de las excavaciones. Gracias a Steno, cada estrato, para quien conoce el lenguaje primigenio de los fósiles, se convierte en una página de la historia de la Tierra que puede ser leída, interpretada, rescatada del silencio opaco de las rocas y convertida en una crónica realmente apasionante.


Médico en la corte del gran Duque de Toscana, los saberes de Steno se extendieron también por los espacios geométricos de la cristalografía, y por los secretos terrenos de la fisiología animal y la anatomía comparada. Y hasta hoy, en los manuales de anatomía más modernos, el conducto que vierte hacia la boca la saliva de la glándula parótida lleva todavía el nombre de conducto de Stènon, como testimonio de sus minuciosos trabajos anatómicos.


Un día, unos pescadores le ofrecieron una cabeza de tiburón y Steno la diseccionó con la misma atención que ponía en todo. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de la enorme similitud entre los dientes del tiburón y unas curiosas piedras en forma de lengua (glossopetrae, las llamaban) que se consideraban meros caprichos de la naturaleza. Y se le ocurrió pensar que esas piedras podrían muy bien ser dientes petrificados de tiburones de otras épocas. Fue un feliz destello de intuición que permitió a la Geología pasar de ser una mera ciencia descriptiva y plana, a tener esta nueva coordenada de profundidad histórica.

De este modo, y gracias a Steno, la ciencia geológica pudo encontrar los medios para establecer los fundamentos de una geocronología científica, basada en el registro fósil y no en las confusas cábalas y elucubraciones que algunos hacían a partir de los textos bíblicos. Elucubraciones que habían llevado, por ejemplo, a James Ussher, obispo de Armagh (Irlanda) a concluir en 1654, tras arduas cavilaciones, que la Tierra tendría que haber sido creada el 23 de octubre del año 4004 antes de Cristo y, para ser precisos, exactamente a las nueve de la noche.

Sus conclusiones las publicó Steno en 1669 en su obra más significativa: “De Solido intra Solidum naturaliter contento Dissertationis Prodromus”, es decir, “Preludio (o Pródromo) de una disertación acerca de los cuerpos sólidos encerrados de forma natural en otros cuerpos sólidos”, título francamente sugestivo que por sí solo constituye desde luego una invitación a la lectura.

Desconocemos los motivos, pero pocos años después, en 1675, Steno se ordenó sacerdote y abandonó por completo sus investigaciones científicas. Desde entonces su producción literaria se limitó exclusivamente a cuestiones teológicas y espirituales. Dicen que se esforzó, sin éxito, en mediar entre católicos y protestantes para superar el cisma. No en vano, su padre fue pastor luterano y él mismo se convirtió al catolicismo siendo ya adulto. El caso es que, dos años después de su ordenación, fue nombrado obispo y enviado al norte de Alemania, en plena zona protestante. Fue beatificado en 1987 por la Iglesia católica. Eso está bien, pero me da por pensar qué nuevas aportaciones sorprendentes se perdió la ciencia del siglo XVII, de haber proseguido Niels Steensen su carrera científica.

jueves, 20 de noviembre de 2008

El paquete de galletas: una reflexión


EL PAQUETE DE GALLETAS

Una joven esperaba la hora del embarque de su vuelo en un gran aeropuerto. Como tenía una larga espera ante sí, decidió comprarse un buen libro. Y también se compró un paquete de galletas. Se sentó lo más cómodamente que pudo y se puso tranquilamente a leer su libro con interés.

Dos asientos más allá un hombre leía una revista. Enfrascada en la lectura, la joven abrió el paquete de galletas, cogió una y colocó otra vez el paquete en el asiento que les separaba.

El hombre la miró amablemente y se animó a coger él también una galleta. "¡Qué descaro!", pensó ella, pero no se atrevió a decirle nada.

Lo peor es que cada vez que ella cogía una galleta, el hombre hacía lo mismo. La chica se iba irritando cada vez más, pero no quería montar un espectáculo.

Cuando solo quedaba una galleta, pensó: “¿Y ahora qué va a hacer este tío tan fresco?”

El hombre cogió la última galleta, la partió en dos y le ofreció a ella la mitad.

Bueno, esto ya era demasiado... La mujer lo miró enfadada, recogió su libro y sus cosas y salió disparada hacia la cola de espera para el embarque.

Más tarde, cuando se sentó en su asiento del avión, abrió su bolso y, con gran sorpresa, descubrió su paquete de galletas, cerrado e intacto. No comprendía como se había podido olvidar que guardó su paquete de galletas en el bolso.

Se sintió muy mal. El hombre había compartido con ella sus galletas sin ningún problema, sin explicaciones de ningún tipo... mientras ella se había enfadado sin motivo, pensando que las galletas que compartían eran las suyas.

Ahora ya no tenía ninguna posibilidad de explicarse ni de pedir excusas. En la vida pasan cosas así. Aquella mujer se había comido las galletas y, a renglón seguido, se había tenido que comer su orgullo.

lunes, 17 de noviembre de 2008


"Igual que la vela al arder,

si el entendimiento humano alumbra

es sólo quemándose, consumiéndose

y hasta derramando lágrimas"


(Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina 1906)

jueves, 13 de noviembre de 2008

UN CÓDIGO DE PATAS

Éste es el dilema fundamental de un escultor: ¿cómo representar al personaje? ¿con qué gesto? ¿en qué actitud? Los grandes estadistas y los militares heroicos suelen representarse a caballo. En cambio, cuando se trata de un intelectual o de un artista, parece que se prefiere una estatua sedente. Además de esta idea común de representar en un caballo en movimiento al hombre de batalla y repantigado en una silla al hombre de pensamiento, existen otros convencionalismos simbólicos. Así, desde los tiempos medievales, las estatuas ecuestres llevan asociada una simbología particularmente curiosa: las patas del caballo pueden contarnos mucho del personaje que cabalga encima. Es una especie de “código de patas” que podría resumirse así:

-Si las dos patas delanteras del caballo están en el aire, significa que el jinete murió en combate.

-Si sólo una de las dos patas delanteras lo está: el jinete no murió en el combate, pero sí a consecuencia de las heridas recibidas. A veces, en personajes de muy alto rango, puede que signifique que el jinete murió durante el tiempo en que ejercía todavía su poder, aunque las causas de la muerte fueran naturales.

-Si las cuatro patas apoyan en el suelo, el jinete murió por causas no violentas.

Una precaución elemental se impone aquí: si la estatua fue erigida antes de la muerte del personaje en cuestión, no tiene sentido aplicar este criterio, pues ser escultor no implica ser adivino.

Siempre que veo un estatua ecuestre intento poner en práctica esta regla asumida y casi siempre me decepciono. Basta pasear por algunas de nuestras plazas o echar un vistazo a la red para comprobar que existen casi tantos ejemplos como excepciones al citado “código de las patas”.

Tomemos el caso de Simón Bolívar, que ha sido representado frecuentemente a caballo, pero no parece que haya acuerdo sobre si murió en plena batalla (véase la estatua de Caracas, a la izquierda) o a consecuencia de las heridas del combate (véase la estatua de Sevilla, a la derecha).

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Para mayor perplejidad, no olvidemos que Bolívar, además de la batalla política y militar que supo dar en vida, tuvo que enfrentarse a una tuberculosis. Ésta fue la que, finalmente, le causó la muerte. Significa eso que, en realidad, habría que representar a su cabalgadura con las cuatro patas en el suelo. Y no conozco ninguna estatua de Bolívar en esa actitud. ¡Vaya lío!

La única explicación que se me ocurre es que los que encargan la estatua no suelen tener tiempo de leer libros de simbología.

Bromas aparte, creo que fue la cantante argentina Mercedes Sosa quien habló (y cantó) mejor sobre las estatuas (marionetas grandes, quietas, que nos cuentan los cuentos de la patria). Aquí está la canción de Las estatuas, muy adecuada para este otoño de tardes lluviosas y melancólicas.



miércoles, 12 de noviembre de 2008

Algunas cosas cuestan más de lo que tú crees (Reposición)

Un vídeo difundido en MTV contra la explotación infantil, que cuenta dos formas distintas de ser niño en los dos extremos desgarrados de nuestro mundo. El inquietante fondo musical es All I need, último trabajo del grupo inglés de rock alternativo Radiohead, que lo ha cedido a la campaña.

Algunas cosas cuestan mucho más de lo que pensamos. ´

Bajo la pantalla del vídeo tienes los lyrics, la enigmática letra de esta canción de Radiohead.



ALL I NEED
I'm the next act
waiting in the wings
I'm an animal
Trapped in your hot car
I am all the days
that you choose to ignore

You are all I need
You are all I need
I'm in the middle of your picture
Lying in the reeds

I am a moth
who just wants to share your light
I'm just an insect
trying to get out of the night

I only stick with you
because there are no others

You are all I need
You are all I need
I'm in the middle of your picture
Lying in the reeds

It's all wrong
It's all right
It's all wrong

martes, 11 de noviembre de 2008

Definiciones maliciosas:


AMABILIDAD: Es el arte de escuchar pacientemente hablar de cosas que se conocen a alguien que las ignora.

DIPLOMACIA: Es el arte de que el otro se salga con la mía.

DIPLOMACIA: Es la habilidad para enviarte a la mierda de modo que te sientas contento de comenzar el viaje.

DENTISTA: Persona que come con los dientes de los demás.

ECONOMISTA: Persona que mañana sabrá explicar de modo convincente por qué no sucedió lo que predijo ayer que iba a pasar hoy.

EXPERIENCIA: Es el peine que nos da la vida cuando perdemos el pelo.

LLAVERO: Instrumento que permite perder varias llaves de una sola vez.

PEATÓN: Individuo que consiguió encontrar un lugar donde aparcar su vehículo.

TARDE: Parte del día que solemos pasar lamentándonos de la manera tan triste en que desperdiciamos la mañana.

VIDA: Enfermedad de transmisión sexual que sólo se cura con la muerte.

ZOO: Lugar instructivo donde un elefante tiene la oportunidad de observar una gran variedad de especímenes humanos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Miescher y Tesla en "Traperos de ideas"

El blog TRAPEROS DE IDEAS ha publicado recientemente el perfil biográfico de dos genios injustamete olvidados: Nikola Tesla (foto de la derecha) y Friederich Miescher (a la izquierda).

Sus nombres parecen haberse disipado en el aire y, sin embargo, sin sus aportaciones no hubiera sido posible el desarrollo técnico y científico que conocemos hoy.


Ninguno de los dos recibió el Premio Nobel, lo que nos debe hacer pensar en la multitud ingente de científicos que, igual que ellos, entregan su vida a un proyecto de investigación, que incluso puede ser novedoso y esclarecedor, pero que jamás reciben el más mínimo reconocimiento oficial por su trabajo.

O sea, que el que quiera dedicarse profesionalmente a la ciencia debe saber que esto no sólo puede ocurrir, sino que es lo que habitualmente ocurre.

El suizo MIESCHER fue el descubridor del ADN, mérito que se suele atribuir injustamente a Watson y Crick, que tan sólo esclarecieron, mucho después, la estructura química tridimensional de este compuesto. Hoy las siglas del ADN están en boca de todos, pero nadie se acuerda de Miescher.

El croata TESLA fue el inventor de la corriente alterna, que, detrás de cada interruptor y cada enchufe, nos llega desde las centrales hidroeléctricas como una magia inexplicable y abastece nuestras casas de energía. Fue también, al parecer, el inventor de la radio antes de que la idea se le ocurriera a Marconi. Lo que demuestra, como indica el título del blog, que todos actuamos como traperos (y a veces también como tramperos) de ideas.

sábado, 8 de noviembre de 2008

El osmómetro de Dutrochet (Reposición):

En este vídeo podrás comprobar visualmente el fenómeno de la ósmosis.
Imaginemos que dentro de la cápsula hay una solución saturada de una sal (sulfato de cobre, de color azul). Dicha cápsula está sumergida en un vaso de precipitados lleno de agua del grifo. Ambas disoluciones, de muy diferente concentración, están en contacto a través de una membrana semipermeable (sujeta a la cápsula con una goma elástica). Se desencadena entonces una corriente osmótica muy violenta que lleva las moléculas de agua desde el vaso (donde la concentración es baja) a la cápsula (donde la concentración es alta), a fin de igualar las concentraciones. Vemos, por ello, ascender el nivel del líquido en la cápsula.
En los últimos segundos del experimento verás que la columna azul baja de repente. Se debe a la rotura accidental de la membrana, que es frágil y no ha soportado la presión osmótica ejercida. No olvides que ósmosis, en griego, significa precisamente "empuje".




Lo que has visto aquí lo expuso ya en 1828 el médico francés Henri Dutrochet. Él añadía una columna de mercurio al extremo del tubo vertical, que marcaba exactamente la presión osmótica ejercida sobre una escala graduada. El aparato resultante se denomina OSMÓMETRO.
Dutrochet había ejercido un tiempo como médico militar en el hospital de Burgos, hasta que en 1809 contrajo el tifus y se volvió a Francia para dedicarse por entero a la investigación científica. Fue una de las primeras personas en sostener que todos los seres vivos están formados, estructural y funcionalmente, por asociación de células y en comprobar experimentalmente que durante el proceso de la fotosíntesis se desprende oxígeno. Realizó también importantes descubrimientos sobre el desarrollo embrionario.
Puedes conocer más datos de la vida de Dutrochet pinchando este enlace a la wikipedia francesa.