¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

lunes, 14 de enero de 2008

Ha muerto Ángel González:


El sábado murió el poeta Ángel González. Había nacido en Oviedo en 1925. Era estudiante de bachillerato cuando estalló la Guerra Civil, que supuso la muerte de uno de sus hermanos y el exilio de otro. Tras la guerra, contrajo una grave tuberculosis pulmonar, que le obligó a permanecer en cama durante tres años, en un pueblo de las montañas de León, donde su hermana era maestra. Es entonces cuando comienza a leer poesía de modo sistemático y cuando inicia los estudios de Magisterio y de Derecho, que concluye en 1949. Desde entonces, ejerció como periodista y como corrector de estilo para algunas editoriales, al tiempo que publica sus primeras poesías. En 1972 es contratado como profesor de Literatura Española en la Universidad de Nuevo México y luego nombrado Doctor Honoris Causa por esa misma universidad. Ha recibido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1985 y en 1996 ingresó en la Real Academia de la Lengua.

Me gusta Ángel Gonzalez porque su poesía encierra un regusto amargo y triste que combina sabiamente con el humor y el doble sentido. Y hay que saber manejar muy bien las palabras para poder hacer eso. Y hay que saber reírse de uno mismo y del propio dolor para poder hacer eso.



MERIENDO ALGUNAS TARDES

Meriendo algunas tardes
no todas tienen pulpa comestible.

Si estoy junto a la mar
muerdo primero los acantilados,
luego las nubes cárdenas y el cielo
-escupo las gaviotas-,
y para postre dejo las bañistas
jugando a la pelota despeinadas.

Si estoy en la ciudad
meriendo tarde a secas:
mastico lentamente los minutos
-tras haberles quitado las espinas-
y cuando se me acaban
me voy rumiando sombras,
rememorando el tiempo devorado
con un acre sabor a nada en la garganta.



Puedes leer más poemas suyos en: http://amediavoz.com/gonzalez.htm

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