¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Fotos (casi) sin comentarios


Personalmente, me gusta llegar a los sitios por carreteras secundarias. No sé si lo hago por rebeldía o por simple amenidad. En cualquier caso, sigo, como la mayoría de los mortales, caminos ya trazados. Algunos, incluso, demasiado transitados como para esperar que ofrezcan sorpresas al caminante.

Desde luego, ir por caminos trillados es lo más seguro para no perderse. Pero es también, paradójicamente, el camino más seguro para que uno se pierda... las emociones inefables del hallazgo.

En la foto, el "se hace camino al andar" de Machado, llevado a su interpretación más literal y más extrema.

Buen viaje a todos, sea cual sea vuestro camino.

sábado, 20 de noviembre de 2010

"Médicos sin fronteras" nos receta pastillas contra el dolor ajeno

La ONG "Médicos sin fronteras" ha tenido una iniciativa sorprendente. A partir de ahora en las farmacias se dispensarán "Pastillas contra el dolor ajeno", al asequible precio de 1 euro el envase. La caja contiene, aparentemente, seis caramelos mentolados. Pero si uno mira bien se da cuenta de que allí hay mucho más: cada pastilla simboliza una de las seis grandes enfermedades que están ocasionando dolor y muerte en países en desarrollo: la malaria, la tuberculosis, el sida infantil, la leshmaniasis visceral o Kala-azar y las dos tripanosomiasis (el mal de Chagas y la enfermedad del sueño). Es un proyecto solidario para recaudar fondos en favor de los más desfavorecidos, a fin de poder llevar asistencia sanitaria elemental a quienes no la tienen. Y todo ello por menos de lo que nos cuesta el café o el autobús.

El cineasta español Luis García Berlanga, recientemente fallecido, aceptó en sus últimos meses de vida tomar parte en este spot, en compañía de las personas que habitualmente lo cuidaban: su asistenta y su nieto. Un gesto más de sencillez y de generosidad al que Berlanga nos tenía acostumbrados. Un testamento optimista. Una lección más frente a quienes, desde la palabrería de las tribunas o los púlpitos, creemos tener el monopolio de la verdad y la ética, pero somos incapaces del menor gesto de cívica humanidad.




Eduardo Punset, político, escritor y divulgador científico, en la campaña contra la malaria de MSF:

miércoles, 17 de noviembre de 2010

viernes, 12 de noviembre de 2010

Epitafio discreto para la i griega



El DIARIO DE CÁDIZ de hoy viernes publica (en versión impresa y digital) este comentario sobre la i griega. Agradezco al diario su acogida, pero la versión publicada corresponde al borrador, no a la versión definitiva, que es esta que se recoge aquí. El grueso principal de este texto se publicó en la revista Panace@.

Epitafio discreto para la i griega
Juan V. Fernández de la Gala

La nueva gramática de la lengua española pretende jubilar definitivamente a nuestra i griega para llamarla exclusivamente "ye". No deja de ser extraño que, si ambas denominaciones coexisten desde antiguo, cercenemos de repente una de ellas Y, sobre todo, que sea la de menor calado entre los hablantes la que prevalezca. Es estupendo que la RAE nos oriente, con su venerable prudencia, sobre correcciones ortográficas, sintácticas, semánticas o gramaticales. Los hablantes, que somos gente acomodaticia y fiel, estamos dispuestos a escuchar y a seguir su docto criterio. Pero, respecto al modo diverso en que las cosas se llaman o se dejan de llamar, a la RAE sólo le queda levantar acta notarial de lo que el pueblo soberano decida con el uso. Doña María Moliner entendió bien esta idea y, quizá por eso, su Diccionario de uso del español sigue siendo una obra estimada y consultada.

Dicen que la i griega se incorporó al alfabeto latino para que pudieran escribirse fielmente algunos helenismos. Lo hizo de forma muy tardía y, por eso, desde sus orígenes griegos como letra ípsilon, ha vivido la pobre en la cola del abecedario latino y, lo que es peor, en la ambigüedad funcional o en la perpetua crisis de identidad de quien no sabe bien si es vocal o es consonante. Quizá por eso la Y tiene mucho mérito y sabe ser conjuntiva sin necesidad de estar en el ojo o abiertamente copulativa sin el menor atisbo de procacidad.

La solemos llamar i griega, aunque su valor de consonante aconsejó hace tiempo acuñar a su medida el término ye, pues una i, por muy griega que sea, sugiere siempre un nombre de vocal. Así figura en el DRAE desde 1869, y la voz «ye» tiene incluso su entrada propia desde 1884. El término no ha tenido, sin embargo, demasiada penetración en los hablantes de hoy, como muy bien certifica el propio Diccionario panhispánico de dudas de la RAE.

Pero, a lo largo del tiempo, la i griega ha recibido otros nombres más sugestivos e incomparablemente más elegantes: la «letra de Pitágoras», se la ha llamado o, forzando aún más la metáfora, el «árbol de Samos», por ser esta isla la patria del filósofo. Los motivos de esta curiosa denominación no están claros. Aducen algunos razones que discurren entre lo mítico y lo filológico. Así, en el Diccionario de autoridades de 1739, se nos ofrece esta explicación:

"Llámase la Y letra de Pythágoras, porque se supone que este Philósopho la añadió al Alphabéto Griego, tomando su figura de la que forman al volar las Grullas."

Otros apuntan motivos morales o filosóficos y sostienen que la Y, con su tramo vertical y sus brazos abiertos al aire en perpetua dicotomía, constituye la metáfora tipográfica perfecta de la vida humana. Según la filosofía pitagórica, todos los hombres se comportarían de modo similar en la infancia, pero, al iniciarse la edad adulta, la vida nos ofrece disyuntivas ante las que es preciso elegir un camino u otro. Y así empiezan a diferenciarse las vidas de los seres humanos: unos optan por el sendero del esfuerzo y la virtud, y otros por la senda fácil que conduce al abismo de los vicios. Todo un tratado de moral escrito con una sola letra.
Por último, hay también una interpretación geométrica para entender la Y como «letra de Pitágoras»: la demostración clásica del famoso teorema (el cuadrado de la hipotenusa equivale a la suma de los cuadrados de los catetos) adopta gráficamente el aspecto de una i griega. Una explicación sencilla que a mí se me antoja bastante convincente.

Sea como fuere, pocas letras hay tan bien aprovechadas en el mundo de las ciencias como la i griega. En matemáticas la usamos para referirnos al eje cartesiano de las ordenadas o para nombrar nuestra ignorancia cuando es tan grande que ya no nos basta sólo con la x para designar nuestras incógnitas. La Y es también el modo de simbolizar la antena en los esquemas eléctricos. En química es el símbolo del elemento itrio y la forma más abreviada del aminoácido proteico tirosina. En biología llamamos Y tanto al cromosoma sexual masculino como al bacilo disentérico de His-Russell o de Frexnel (Shigella frexneri), y es también una Y el modo en que solemos esquematizar las inmunoglobulinas cuando uno pretende ser didáctico. En la anatomía de algunos crustáceos, se llaman «órgano Y» a un par de glándulas endocrinas, de localización cefálica, que son las encargadas de controlar la muda del caparazón quitinoso de estos artrópodos. Y hasta en nuestra propia anatomía, ya desde los tiempos de Rufo de Éfeso, el hueso hioides recibía precisamente este nombre (en griego: hyoeidés ostoûn, «hueso en forma de ípsilon» o «hueso ipsiloideo») por su enorme parecido con la letra ípsilon minúscula (υ), antecesora griega de nuestra Y.

La i griega se usó también en la Edad Media para representar el valor numérico 150, que, con una simple raya por sombrero, pasaba a valer nada menos que 150 000. Y hoy nos bastaría cruzar el tramo vertical con dos trazos paralelos (¥), para que a la i griega se le vuelvan los ojos rasgados y se convierta en el símbolo monetario del yen. Por si eso fuera poco, antiguamente la Y fue también adverbio de lugar, para significar ‘allí’ (del latín ibi), función que todavía conserva en la lengua francesa. Desde luego, pocas letras hay en el alfabeto con una versatilidad tan proverbial.

Añadamos, para colmar el pasmo, una acepción más para la Y. Reconozco que ésta un tanto escatológica. Pido disculpas. En el Diccionario de las nobles artes, de Diego Antonio Rejón de Silva (Segovia, 1788), se explica respecto a la i griega que se usa en Madrid como sinónimo de letrina o retrete, y «dícese así porque los caños del conducto forman una Y en las reparticiones de cada quarto». Así pues, pasó de designar el sumidero en Y a designar, por extensión, la estancia completa. También lo recoge de este modo el famoso Diccionario Castellano con las voces de Ciencias y Artes, del insigne jesuita Esteban de Terreros y Pando, que, para la voz «letrina», propone la siguiente definición: “hoyo o sumidero que se hace en las casas para arrojar el excremento humano [...] o, como hoi le llaman en Madrid, I griega, por tener esa figura”.

Queda claro que, desde la más elevada moral pitagórica, simbolizada en el árbol de Samos, hasta la más inmunda cloaca madrileña, la i griega sigue presente en nuestra cultura lingüística y científica. Fue uno de los muchos dones griegos que nos trajo el mar. ¿Es preciso que renunciemos a ella? Deberían recordar nuestros amables académicos que si acomodan sus augustas posaderas en los sillones, mayúsculos o minúsculos, de la institución no es para convertir en ley sus veleidades personales sobre el idioma, sino para ser notarios escrupulosos y atentos del uso que el pueblo hace de la lengua. Una lengua viva que ha demostrado crecer mucho mejor en la promiscuidad de las esquinas que en las tribunas polvorientas de la erudición.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Brutal represión en el Sáhara


Dado que el gobierno de Mohamed VI está impidiendo la llegada de periodistas a la zona y la difusión de información veraz sobre la situación en la ciudad de El Aaiún, nos vemos en la obligación de hacer uso de las redes sociales para sortear la censura informativa de Marruecos. No es posible que comportamientos tiránicos y antidemocráticos pretendan oscurecer la verdad o adulterarla conforme a los propios intereses.
Reproducimos aquí este reciente artículo de Fernando Bermúdez-López, lector del blog de Kircher y conocido por su compromiso firme con los desheredados de la Tierra.

Nuestro blog tiene también lectores marroquíes. Esta entrada está también abierta a ellos, incluso si su visión del conflicto es muy distinta a la que exponemos aquí. El diálogo sereno entre personas adultas es uno de los objetivos de este blog. [Para incorporar un comentario basta pinchar al final de esta entrada sobre la palabra "Comentarios" que aparece en color naranja.]


BRUTAL REPRESIÓN EN EL SÁHARA

Estos días hemos sido testigos, a través de los medios de comunicación, de la brutalidad y salvajismo con que el gobierno de Marruecos ha destruido a sangre y fuego el campamento saharaui Agdayn Izik, dejando un número no determinado de muertos. De todos es conocida la represión ejercida por las fuerzas armadas del Rey Mohamed VI contra la población saharaui en los territorios ocupados, ante la indiferencia de la Unión Europea, Estados Unidos e incluso de la ONU. El gobierno marroquí aduce que el Sahara, históricamente, le pertenece. ¿Es cierto que el Sahara formó alguna vez parte de Marruecos?

No hace mucho visité los campamentos de refugiados de Tindouf, en el desierto del Sahara. Una noche un anciano profesor saharaui me invitó a su casa. Sentado en la alfombra de una jaima, en la wilaya de Smara, mientras tomábamos el te, sostuvimos una larga conversación. Me contó la historia de su pueblo. El hombre me parecía fascinante. Mientras hablaba, yo escuchaba atentamente, cuidando no perder ningún detalle. Tomaba nota de todo lo que decía.

Desde tiempos inmemoriales, el territorio del Sahara estuvo ocupado por tribus nómadas que pastoreaban y comerciaban. Estaban organizados en un Consejo llamado de “Los Cuarenta”, en representación de las 40 tribus. Este Consejo dictaba leyes y administraba justicia. En el siglo XV algunos mercaderes españoles se establecieron en la zona para intercambiar productos. Compraban pieles de camello. En el año 1886 Europa se reparte África. España se quedó con Guinea Ecuatorial y El Sahara Occidental. En el año 1934 los españoles fundaron la ciudad del Aaiún con lo cual propiciaron el proceso de sedentarismo de las distintas tribus nómadas saharauis. 

En 1971 surge en el sur de la provincia del Sahara un movimiento independentista de carácter pacífico, denominado Frente Polisario. La Legión española reacciona violentamente reprimiendo este movimiento. En 1975, aprovechando la enfermedad y muerte de Franco, Marruecos lleva a cabo la denominada “Marcha Verde”, por la que el rey Hassan II, apoyado por Estados Unidos, lanzó 350.000 marroquíes sobre el territorio saharaui. El gobierno de España, en vez de conceder la independencia a los saharauis, por intereses económicos, firma con Marruecos y Mauritania el llamado Acuerdo Tripartito de Madrid. España entrega el Sahara a estos dos países sin contar con su población. Con la retirada de España, el Frente Polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que pronto fue reconocida por 80 países.

Tras una encarnizada lucha, el Frente Polisario libera la parte ocupada por Mauritania. En 1979 este país firma la paz con los saharauis. Pero Marruecos, que tenía un mejor ejército, invade este territorio liberado. La ocupación por parte del ejército marroquí se realizó a sangre y fuego. Cientos de civiles saharauis fueron masacrados con bombas de napalm y fósforo blanco, por lo que millares de estos se vieron obligados a huir al desierto. El Frente Polisario resistió y liberó la parte Este del Sahara. 

De esta manera, el pueblo saharaui quedó dividido en tres partes: Territorios ocupados por Marruecos con más de 70.000 habitantes, donde vive Aminetu Haidar. Territorios liberados, con aproximadamente 20.000 habitantes. Y el grueso de la población se haya en los campamentos del desierto de Tindouf en Argelia, con 200.000 habitantes.

En la década de los 80`s, tras la firma del alto el fuego, Marruecos levanta un muro de 2.650 kilómetros de norte a sur, con el apoyo de Francia e Israel, separando los territorios ocupados de los territorios liberados. Este muro tiene 2,50 metros de alto y 2 metros de ancho y sobre él alambradas de espinos. Cada 5 kilómetros hay un puesto de vigilancia del ejército marroquí, con un total de 180.000 soldados desplegados a lo largo del muro.

Hay que señalar que los territorios ocupados por Marruecos, aunque desérticos, son muy ricos en minas de fosfato, contiene la mayor reserva del mundo de este mineral. Además posee uno de los más importantes bancos de pesca de la costa atlántica africana.

Naciones Unidas, considerando ilegal el Acuerdo de Madrid, dictó una resolución, que firmó Marruecos, por la cual este país debe realizar un referéndum de autodeterminación del Sahara Occidental. Pero Marruecos siempre boicotea la consulta.

En los territorios ocupados hay 543 desaparecidos. Aminetu Haidar estaba entre estos, pero gracias a las presiones internacionales, fue liberada después de permanecer cuatro años desaparecida y torturada en las cárceles marroquíes. Ella es un símbolo de la lucha pacífica por la autodeterminación del pueblo saharaui.La firme voluntad de este pueblo de sobrevivir en el refugio, ha hecho posible que en un territorio inmenso y desértico, se hayan podido construir talleres, huertos, hospitales, escuelas, y que la población organizada pueda resistir la ya demasiada larga espera del fin del conflicto, para retornar y reconstruir su nación. Pude comprobar que en los campamentos saharauis del desierto no florecen árboles ni plantas, pero crecen las personas. No tienen casi nada. Pero tiene lo más importante: su espíritu de unidad comunitaria, de resistencia, de esperanza y de acogida. Están vacías por fuera pero muy llenas por dentro.

Cuando me despedí en el aeropuerto de Tindouf, poco antes de abordar el avión, unos amigos saharauis me dicen: “No nos dejéis solos gritando en el desierto”. Es una responsabilidad moral de todo el pueblo español, del gobierno y de la oposición apoyar solidariamente a este heroico pueblo y exigir a Marruecos que cumpla con los compromisos contraídos.


Fernando Bermúdez-López



(Fernando Bermúdez ha trabajado durante 30 años junto a los campesinos guatemaltecos, tanto en tierras de Guatemala como de México. Es médico y teólogo y, sobre todo, un cristiano comprometido con su tiempo. Fue profesor mío (en el aula y en la vida) desde que yo tenía apenas 11 años... y todavía lo sigue siendo.
Es autor de varios libros, como "Tú serás un hombre", "El canto del pobre", "De la crisis a la esperanza"...)
Agradecemos a Fernando el texto y a Lale las imágenes.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Contra la pseudociencia y el oscurantismo


La propuesta parte del blog LA CIENCIA Y SUS DEMONIOS:
MANIFIESTO POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE DE PSEUDOCIENCIA Y OSCURANTISMO
Ante la cada vez más abundante proliferación de conferencias, cursos, seminarios y todo tipo de actividades que diferentes corrientes pseudocientíficas están desarrollando dentro del marco de las universidades españolas y latinoamericanas, tendencia que cristaliza en la reciente creación de una Cátedra de Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, los abajo firmantes (científicos, profesores, alumnos y ciudadanos en general) nos vemos en la necesidad de manifestar lo siguiente:

La colaboración entre la Universidad y la Empresa, así como con otros organismos y agentes sociales es enriquecedora, productiva y debe ser considerada como una de las prioridades de la política universitaria. Los acuerdos y contratos para la transferencia de resultados de la investigación a la empresa privada pueden representar una importante fuente de financiación para las universidades públicas; los cuales, desarrollados convenientemente, permiten una mayor productividad científica y la optimización de las aplicaciones de tal actividad. Sin embargo, creemos que no es justificable que la Universidad busque vías de financiación a cualquier precio, y aún menos si con ello pervierte su filosofía y fines fundamentales.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Fotos sin comentarios

Instalación del asrtista Mehmet Ali Uysal en el Museo de Arte Contemporáneo de Chaudefontaine (Bélgica)




Ésta es la página web del artista

(Fotos: archiblock.com y festival5saisons.org)