¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

jueves, 13 de noviembre de 2008

UN CÓDIGO DE PATAS

Éste es el dilema fundamental de un escultor: ¿cómo representar al personaje? ¿con qué gesto? ¿en qué actitud? Los grandes estadistas y los militares heroicos suelen representarse a caballo. En cambio, cuando se trata de un intelectual o de un artista, parece que se prefiere una estatua sedente. Además de esta idea común de representar en un caballo en movimiento al hombre de batalla y repantigado en una silla al hombre de pensamiento, existen otros convencionalismos simbólicos. Así, desde los tiempos medievales, las estatuas ecuestres llevan asociada una simbología particularmente curiosa: las patas del caballo pueden contarnos mucho del personaje que cabalga encima. Es una especie de “código de patas” que podría resumirse así:

-Si las dos patas delanteras del caballo están en el aire, significa que el jinete murió en combate.

-Si sólo una de las dos patas delanteras lo está: el jinete no murió en el combate, pero sí a consecuencia de las heridas recibidas. A veces, en personajes de muy alto rango, puede que signifique que el jinete murió durante el tiempo en que ejercía todavía su poder, aunque las causas de la muerte fueran naturales.

-Si las cuatro patas apoyan en el suelo, el jinete murió por causas no violentas.

Una precaución elemental se impone aquí: si la estatua fue erigida antes de la muerte del personaje en cuestión, no tiene sentido aplicar este criterio, pues ser escultor no implica ser adivino.

Siempre que veo un estatua ecuestre intento poner en práctica esta regla asumida y casi siempre me decepciono. Basta pasear por algunas de nuestras plazas o echar un vistazo a la red para comprobar que existen casi tantos ejemplos como excepciones al citado “código de las patas”.

Tomemos el caso de Simón Bolívar, que ha sido representado frecuentemente a caballo, pero no parece que haya acuerdo sobre si murió en plena batalla (véase la estatua de Caracas, a la izquierda) o a consecuencia de las heridas del combate (véase la estatua de Sevilla, a la derecha).

-

-

-

-

-

Para mayor perplejidad, no olvidemos que Bolívar, además de la batalla política y militar que supo dar en vida, tuvo que enfrentarse a una tuberculosis. Ésta fue la que, finalmente, le causó la muerte. Significa eso que, en realidad, habría que representar a su cabalgadura con las cuatro patas en el suelo. Y no conozco ninguna estatua de Bolívar en esa actitud. ¡Vaya lío!

La única explicación que se me ocurre es que los que encargan la estatua no suelen tener tiempo de leer libros de simbología.

Bromas aparte, creo que fue la cantante argentina Mercedes Sosa quien habló (y cantó) mejor sobre las estatuas (marionetas grandes, quietas, que nos cuentan los cuentos de la patria). Aquí está la canción de Las estatuas, muy adecuada para este otoño de tardes lluviosas y melancólicas.



1 comentario:

  1. Hello it's me, I am also visiting this web site regularly, this web site is truly good and the people are really sharing nice thoughts.
    My web-site żaluzje pionowe

    ResponderEliminar

Gracias por animarte a escribir un comentario.