Cuando había cumplido ya los noventa, escribió este primer tomo de su autobiografía, que tituló Memorias de un cirujano (1908-1945) y publicó Península en 2001. Creo que actualmente el libro está descatalogado. La obra constituye un repaso personal lleno de interés de los acontecimientos que vivió nuestro país en la primera mitad del siglo XX: la fuerte conflictividad social, la constante crisis política, los esfuerzos de Cataluña por trazar su propio destino y, sobre todo, la Guerra Civil de 1936 y la triste secuela de muerte, hambre, destrucción y rencor que fue nuestra posguerra.
Formado como cirujano por el catedrático Joaquim Trias, el doctor Broggi ejerció en el Hospital Clínico de Barcelona durante la Segunda República y participó después en el conflicto bélico como cirujano de las Brigadas Internacionales. Es probablemente esta parte del relato la que cobra un mayor dramatismo y la que contiene referencias históricas de mayor interés, especialmente en el terreno de la sanidad, como el desarrollo de los primeros bancos de sangre, la elaboración de protocolos de actuación frente a las heridas de guerra o la puesta en marcha de una flotilla de quirófanos móviles (el Auto-Chir), que se encargó a la casa Renault de París y que el propio Broggi contribuyó a diseñar. No olvidemos que la Guerra Civil española (1936-1939) fue el ensayo general de la II Guerra Mundial, también en lo referente a la sanidad militar.
La lectura de Memorias de un cirujano nos cura de partidismos e intolerancias, porque Broggi califica con la misma firmeza las estupideces cometidas por uno y otro bando. Una lectura para entendernos mejor, cualquiera que sea nuestra convicción política.
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