Al regresar el maestro a su casa, encuentra la puerta abierta y la habitación vacía. “Maestro, nos han despojado de todo”, dice alarmado el discípulo. Pero el maestro le sonríe, se sienta tranquilamente en el suelo y dice, señalando al cielo: “El ladrón no ha podido quitarnos lo mejor de esta casa: la luna vista desde la ventana”.
(Juan Masià, en su blog "Vivir y pensar en la frontera")
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