He adaptado y traducido este texto reciente del escritor y teólogo brasileño Fray Betto, que añaliza el conflicto de Roraima y recomienda que, a pesar de las presiones de intereses particulares, se mantenga la demarcación continua del territorio, tal como de hecho dicta la ley federal de 2005.
Raposa Serra do Sol:
una cuestión de justicia
por Frei Betto
El 15 de abril de 2005, el gobierno del presidente Lula concedió la homologación, como área continua, de la reserva indígena Raposa Serra do Sol, en Roraima. Este año, la Policía Federal, en cumplimiento de la ley, se movilizó para retirar de la reserva a seis arroceros. Los invasores del área, convencidos de que "el indio entorpece el progreso", reaccionaron con violencia, sin excluir las bombas. Roraima alberga poco más de 400 mil habitantes en un territorio de 224.298 km2 (algo menor que Ecuador). De esta área, el 46,35% es reserva indígena. Allí suman 46.106, distribuidos en 152 aldeas de las etnias Yanomami (15.000), Macuxi, Wapixana, Wai-Wai, Ingaricó, Taurepang, Waimiri-Atroari y Patamona.
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Políticos y arroceros querían una demarcación como área discontinua, "islas" donde pudiesen permanecer con sus empresas y propiedades. Raposa Serra do Sol no es una simple selva salpicada de tribus. Allí trabajan 251 profesores indígenas en 113 escuelas primarias y tres de enseñanza media. Allí, los indígenas gestionan un rebaño de 27 mil cabezas de ganado. Dentro de la reserva funciona la Escola Agropecuária de Surumu, que forma técnicos de nivel médio. En convenio con la FUNASA (Fundación Nacional para la Salud), hay 438 Agentes Indígenas de Salud y 100 indígenas técnicos de laboratorio, trabajando en 187 centros de salud y 62 laboratorios.
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Dentro del territorio demarcado, los seis arroceros ocupan 6.000 hectáreas, con tierras de regadío, en las orillas de los ríos Cotingo, Tacutu y Surumu. Utilizan sistemáticamente pesticidas y realizan canalizaciones que desvían el agua del río hacia sus tierras. Luego, esa misma agua, contaminada con los pesticidas agrícolas, la derivan de nuevo hacia el río, no sólo inutilizable para el consumo, sino tóxica para los ecosistemas acuáticos.
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A comienzos de enero de 2004, se movilizaron los arroceros latifundistas, cortando carreteras para intentar evitar la homologación de Raposa Serra do Sol como reserva indígena, y promovieron el secuestro de tres misioneros católicos que apoyaban a los indígenas: los padres Ronildo Pinto, brasileño, César Avellaneda, colombiano y el hermano español Juan Carlos Martínez, miembros todos de la institución misionera de la Consolata. El ministro de Justiça, Márcio Thomaz Bastos, advirtió al gobernador Portela, de Roraima, que el gobierno federal emprendería actuaciones para liberar a los rehenes y desmovilizar la protesta.
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A las seis de la mañana del 23 de noviembre de 2004, la comunidad Jauari se despertó con ruido de motores, gritos y disparos. Cuarenta hombres armados fueron matando sistemáticamente gallinas, cerdos y perros y dispararon al líder macuxi Jocivaldo Constantino, que resultó herido en la cabeza. Repitieron sus acciones en las comunidades indígenas de Brilho do Sol, Retiro San José y Homologación. En las cuatro, usando tractores, tiraron 37 casas, cuyos escombros incendiaron luego, sin olvidar la iglesia, la escuela y el centro de salud. 131 personas quedaron si techo.
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Si prosperase el retroceso de la homologación de Raposa Serra do Sol a reserva no continua, representaría un grave precedente jurídico con respecto a otros procesos demarcatorios y podría alentar a los oportunistas a promover invasiones como las de Roraima. Corresponde al Supremo Tribunal Federal (STF) hacer cumplir la Constitución, confirmando la homologación en área continua. Corresponde al gobierno reasentar a los arroceros en otras áreas, proporcionándoles las indemnizaciones que se estimen justas. Pero recortar Raposa Serra do Sol es recortar la Constitución brasileña, fomentar la discriminación de los indígenas y premiar la arbitrariedad de los que apoyan los intereses de tan sólo seis arroceros.
Si prosperase el retroceso de la homologación de Raposa Serra do Sol a reserva no continua, representaría un grave precedente jurídico con respecto a otros procesos demarcatorios y podría alentar a los oportunistas a promover invasiones como las de Roraima. Corresponde al Supremo Tribunal Federal (STF) hacer cumplir la Constitución, confirmando la homologación en área continua. Corresponde al gobierno reasentar a los arroceros en otras áreas, proporcionándoles las indemnizaciones que se estimen justas. Pero recortar Raposa Serra do Sol es recortar la Constitución brasileña, fomentar la discriminación de los indígenas y premiar la arbitrariedad de los que apoyan los intereses de tan sólo seis arroceros.
(Si deseas enviar tu apoyo a las comunidades indígenas de Raposa Serra do Sol, tienes la información necesaria en este mismo blog, pinchando AQUÍ. Gracias por tu colaboración.)
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