¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Imágenes sin comentarios:

La viñeta, muy tétrica, pero bastante bien fundada, es del dibujante David Vela y fue premio de la Bienal de Dibujo Humorístico de Tenerife. Habla de la superficialidad de las relaciones virtuales, que carecen de la presencialidad afectiva y efectiva de las relaciones personales. En el departamento en el que trabajo, los ánimos están divididos entre partidarios y detractores del uso docente de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Lo cual es estupendo, porque así a los que estamos entusiasmados con estos medios, los compañeros nos obligan a ser prudentes y, nosotros, por nuestra parte, tratamos de subrayar las virtudes de estos nuevos modos, cuando son usados con el necesario equilibrio. Por suerte, nos llevamos muy bien, nos respetamos mucho y nunca llega la sangre al río. A ver qué os parece a vosotros.

2 comentarios:

  1. Aunque parezca anecdótico hoy en día, sin embargo, no dudo que dentro de años sea así en algunos sitios.

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  2. Debo aclarar, Suhil, que no tengo nada que objetar a las "amistades virtuales". Aprovechemos los nuevos modos de relación que nos proporciona la técnica. Toda relación humana, virtual o presencial, puede ser enriquecedora y positiva. Pero no nos olvidemos de la importancia de la cercanía humana, que permite escuchar, sentir y mirar a los ojos a las personas. Ahí se ponen en juego más vías de comunicación interpersonal y arriesgamos más de nosotros mismos, lo que creo que hace a la relación presencial más valiosa y más compleja.

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