Un hombre se esforzaba cada día en administrar aceite de hígado de bacalao a su perro, porque le habían dicho que eso era bueno para los perros. Sujetaba fuertemente entre las rodillas la cabeza del animal y, entre forcejeos, le obligaba a abrir la boca y a tragar una buena cucharada sopera de aquel remedio.
Un día el perro consiguió soltarse y el aceite fue a parar al suelo. Entonces, ante el asombro de su dueño, el perro lamió el aceite derramado con mucha tranquilidad y dio luego un par de golosos lengüetazos a la cuchara. Fue entonces cuando aquel hombre entendió que lo que el perro rechazaba no era el aceite, sino el modo de administrárselo.
(Cuento taoísta)
Es dificil saber dar correctamente. Tambien es importante saber recibir, parece facil, pero no todo el mundo sabe.
ResponderEliminarHace poco he hecho un curso de "conocimiento de ti mismo" y habia un ejercicio de recibir (objetos, alagos, criticas, etc); no te imaginas lo dificil que era recibir, y curiosamente, lo que mas costaba recibir eran los alagos.
Y ahora que viene al caso, como dicen en nuestro pueblo, aprovecho para decirte, una vez mas, que me encanta tu blog. Con el me entretengo mucho, lo mismo te hace reir, que a veces llorar, que te intriga, te enternece,pero sobre todo y lo que mas resaltaria es que contigo se aprende un monton.
Un besazo.
Lale.