Cuando se es creyente (creyente en Jesús de Nazaret, me apresuro a aclarar), uno no puede menos que sentir cierto sonrojo al escuchar soflamas tan lamentables como las que Benedicto XVI está soltando en su visita a Camerún.
Afortunadamente, somos muchos los creyentes que no compartimos ideas tan peregrinas y declaraciones tan irresponsables como las de este hombre, que parece caminar en su mandato de despropósito en despropósito. ¿Tendría razón Alberti cuando escribió aquello de "se equivocó la paloma, se equivocaba"? ¿Se refería a la elección de Ratzinger en el último cónclave?. Lo digo en serio: me cuesta ver la imagen del Jesús de los evangelios, lleno de cercanía humana, de sencillez y de misericordia, en este señor que calza zapatitos de Prada y cubre su cabeza con sombreritos Saturno. Y, peor aún, que cuando habla, demuestra que es completamente sordo y que vive ajeno a las preocupaciones y al sentir profundo de los hombres y las mujeres de hoy.
Transcribimos aquí el editorial de hoy del diario EL PAÍS, con el que concuerdo punto por punto. Luego, si quieren los lectores de este blog, abrimos el debate en los comentarios.
El papa Benedicto XVI ha aterrizado en Camerún alertando contra el uso del preservativo. Para el Pontífice, el sida no se combate con la distribución de ese protector del contagio, que, al contrario, "aumenta el problema". No es la primera vez que el Vaticano clama contra el uso del condón. Pero insistir en ello, en la primera visita de Ratzinger a África, llena de estupor y congoja. La peor pandemia conocida es especialmente virulenta en los países más pobres de ese continente, donde se concentran 22 millones de personas infectadas, el 67% del total. En algunos de ellos, el sida ha recortado la esperanza de vida en 20 años y está frenando su desarrollo. Sólo en Camerún hay casi medio millón de infectados y 300.000 niños huérfanos a causa del sida.
Nadie, salvo la Iglesia católica, es capaz hoy en día de negar la eficacia del uso del preservativo para prevenir la transmisión del virus del sida. El mensaje del Pontífice es especialmente irritante si se tiene en cuenta el esfuerzo que realizan los Gobiernos locales y los organismos multilaterales para frenar la expansión del virus. Entre sus principales recomendaciones está el uso del preservativo. No es extraño que países como Francia manifestaran ayer su preocupación por las consecuencias de este nuevo arranque de Ratzinger.
Nadie, salvo la Iglesia católica, es capaz hoy en día de negar la eficacia del uso del preservativo para prevenir la transmisión del virus del sida. El mensaje del Pontífice es especialmente irritante si se tiene en cuenta el esfuerzo que realizan los Gobiernos locales y los organismos multilaterales para frenar la expansión del virus. Entre sus principales recomendaciones está el uso del preservativo. No es extraño que países como Francia manifestaran ayer su preocupación por las consecuencias de este nuevo arranque de Ratzinger.
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La jerarquía de Roma sigue dando la espalda a los problemas de la sociedad. No es de extrañar que pierda fieles cada día, a pesar de la encomiable labor que realizan muchos creyentes y religiosos, y especialmente en África, continente que necesita recursos sanitarios y preventivos, como el condón, para frenar esta sangría. Que a estas alturas algún vaticanista apunte como avance que el Papa haya mencionado por vez primera la palabra "preservativo" da la medida de hasta qué punto del tren de Roma quedó atascado en algún oscuro túnel del pasado.
La jerarquía de Roma sigue dando la espalda a los problemas de la sociedad. No es de extrañar que pierda fieles cada día, a pesar de la encomiable labor que realizan muchos creyentes y religiosos, y especialmente en África, continente que necesita recursos sanitarios y preventivos, como el condón, para frenar esta sangría. Que a estas alturas algún vaticanista apunte como avance que el Papa haya mencionado por vez primera la palabra "preservativo" da la medida de hasta qué punto del tren de Roma quedó atascado en algún oscuro túnel del pasado.
Gracias Juan V., yo también suscribo punto por punto el editorial y tu comentario.
ResponderEliminarBesos. Inmaculada