Los expertos dicen que es un ateleopódido y lo capturaron pescadores gallegos el pasado mes de julio. Ellos mismos lo llevaron al Instituto Español de Oceanografía en Vigo, porque no recordaban haber visto nunca nada igual. Lo han llamado "pez pata de pulpo", por razones evidentes.
Tiene una piel desnuda de color rosado, sin escamas y una extraña nariz gelatinosa, que le da un aire algo cómico. Aunque su esqueleto es parcialmente cartilaginoso, los zoólogos lo incluyen claramente entre los peces óseos. La boca carece de dientes y la cola es puntiaguda. En lugar de aletas pelvianas tiene dos largos filamentos que lo mantienen en contacto con el fondo y que en la foto no se aprecian bien. Las aletas pectorales y la aleta dorsal sí aparecen muy netas.
En la base de datos del Instituto Español de Oceanografía sí hay referencias de anteriores capturas en otras dos ocasiones. Este ejemplar pertenece a la especie Ijimaia loppei, mide 138 cm y pesa algo más de 4 kg.
En la base de datos del Instituto Español de Oceanografía sí hay referencias de anteriores capturas en otras dos ocasiones. Este ejemplar pertenece a la especie Ijimaia loppei, mide 138 cm y pesa algo más de 4 kg.
Los ateleopódidos (en inglés "jellynose fish", o sea, pez de nariz gelatinosa) pueden alcanzar los 2 metros y son peces de aguas profundas, por lo que raramente los atrapan las artes de pesca usuales. Se desconoce casi todo sobre su fisiología y su comportamiento.
Qué extraños habitantes tiene este planeta y qué extrañas sorpresas nos guarda todavía el mar. Y qué negligencia la nuestra si acabamos con esta riqueza incluso antes de conocerla. ¿No sería como destrozar un regalo estúpidamente antes de desenvolverlo?
No me habá enterado de esto, así que esta entrada es también una noticia. Yo descubro cosas nuevas casi cada día en "el acuario de iñaki", como unos alevines que parecían rapes que casualmente capturé en la bajamar, y tantas cosas, así que si estamos atentos la de cosas que nos sorprenderán de los mares (bueno, y de los cielos, la tierra... hay otros mundos, pero ya se sabe que están en éste)
ResponderEliminarSí, Amado, yo también creo que estar vivo es un perpetuo asombro.
ResponderEliminarAdmiro a los científicos porque son profesionales del asombro y la curiosidad por el mundo.
(También a los pequeños científicos como Iñaki, que se asoma con asombro al cristal de su acuario)
Y admiro a los humanistas porque miran los asombros con la perspectiva que les da la reflexión.
Asombrados vivimos. Y es una suerte.