Magníficos efectos especiales los de esta epopeya de James Cameron en la que un ex-marine parapléjico se introduce en un pueblo indígena como infiltrado y acaba, al final, convertido en su líder indiscutible.
La acción discurre en el satélite natural Pandora. Los intereses económicos estadounidenses ponen su objetivo en un valioso mineral energético que aguarda en el subsuelo de las tierras indígenas más sagradas (y nótese que es producción americana: siempre es buena la autocrítica). Hay, quizá, demasiados tópicos, con malos muy malos y buenos muy bondadosos en lucha desigual. La intención no deja de ser buena, porque hay valores muy dignos en juego (la conciencia ecológica, la solidaridad, la tolerancia, el valor, la amistad...). Pero hay un esquema muy simplista de científicos buenos y militares malos, algunos perfiles psicológicos mal resueltos y personajes de piñón fijo, que no experimentan la menor evolución. Y hay hasta un yuppie que es supuestamente el promotor de todo el conflicto económico, tan inexperto y tan mal dibujado que no logra ser creíble.
La acción discurre en el satélite natural Pandora. Los intereses económicos estadounidenses ponen su objetivo en un valioso mineral energético que aguarda en el subsuelo de las tierras indígenas más sagradas (y nótese que es producción americana: siempre es buena la autocrítica). Hay, quizá, demasiados tópicos, con malos muy malos y buenos muy bondadosos en lucha desigual. La intención no deja de ser buena, porque hay valores muy dignos en juego (la conciencia ecológica, la solidaridad, la tolerancia, el valor, la amistad...). Pero hay un esquema muy simplista de científicos buenos y militares malos, algunos perfiles psicológicos mal resueltos y personajes de piñón fijo, que no experimentan la menor evolución. Y hay hasta un yuppie que es supuestamente el promotor de todo el conflicto económico, tan inexperto y tan mal dibujado que no logra ser creíble.
En general, están bien cuidados los aspectos científicos. Hay detrás un grupo de especialistas botánicos que han conseguido recrear con fantasía y buen criterio artístico el mundo vegetal que puebla los troncos y el suelo de esta selva tropical, anclada en un planeta imposible. Abundan los helechos, las epifitas y algunos líquenes (con extraños comportamientos que parecen más bien tomados de invertebrados marinos). Mucha originalidad al recrear una amplia variedad de mamíferos, aunque se echan de menos más aves y reptiles y, sobre todo, los anfibios: tratándose de una selva húmeda, extraña no verlos.
Los tipos antropológicos indígenas son, probablemente el mejor hallazgo estético de la película: magníficamente altos y esbeltos. Está muy estudiada la gran seducción de formas y movimientos, la expresividad de unos ojos grandes y luminosos, como los de las rapaces nocturnas, el aire felino del rostro (un marcado hipertelorismo que separa los ojos y ensancha la raíz nasal, como en el síndrome de Crouzon o en el Cri-du-chat), una larga cola que les sirve de eficaz balancín en sus movimientos por las ramas y un órgano empático en forma de trenza que les permite estrechar sinapsis con el sistema nervioso de otros seres y que les resulta esencial en el proceso de domesticación de los animales.
La red invisible de conexiones ecológicas entre los seres vivos se ejemplifica aquí con una metáfora de conexiones sinápticas (quizá a Cajal le hubiera gustado el símil) y llega a alcanzar dimensiones místicas, un poco al estilo del jesuita francés Teilhard de Chardin o de la hipótesis Gaia de Lovelock y Margulis.
La estética del adorno corporal queda a medio camino entre los pueblos amazónicos y los pieles rojas, detalle muy en la línea de los cómics más clásicos del género. Buen trabajo también el de los lingüistas, que han recreado un idioma de sintaxis sugerente y bastante creíble: el omaticaya o na´vi, que cuenta ya con numerosos seguidores y que puede incluso aprenderse en este enlace.
La red invisible de conexiones ecológicas entre los seres vivos se ejemplifica aquí con una metáfora de conexiones sinápticas (quizá a Cajal le hubiera gustado el símil) y llega a alcanzar dimensiones místicas, un poco al estilo del jesuita francés Teilhard de Chardin o de la hipótesis Gaia de Lovelock y Margulis.
La estética del adorno corporal queda a medio camino entre los pueblos amazónicos y los pieles rojas, detalle muy en la línea de los cómics más clásicos del género. Buen trabajo también el de los lingüistas, que han recreado un idioma de sintaxis sugerente y bastante creíble: el omaticaya o na´vi, que cuenta ya con numerosos seguidores y que puede incluso aprenderse en este enlace.
En definitiva, un extraordinario despliegue de medios (impresiona ver el desfile interminable de los títulos de crédito) que muy probablemente Cameron amortice con el gran éxito de taquilla que está teniendo la película, como ya le ocurrió anteriormente con Alien y Titanic. Lástima, únicamente, que este tipo de superproducciones dé tanta importancia a los medios técnicos y descuide tanto la construcción de un buen guión. Con su experiencia, James Cameron debería saber que ésa es precisamente la diferencia entre una película taquillera y una obra de arte.
(Avatar cuenta ya con tres Globos de Oro y tres nominaciones a los Premios Óscar).
(Avatar cuenta ya con tres Globos de Oro y tres nominaciones a los Premios Óscar).
El tráiler de la película puede verse en la página oficial: http://www.avatarmovie.com/index.html
o en este vídeo de YouTube:
Después de varios meses en la cartelera, conseguí la dichosa entrada para verla en 3D (siempre estaban agotadas).
ResponderEliminarRealmente me gustó el mensaje y la historia... Pero he de decir que no me sorprendió ni un poquito, es extrapredecible y el argumento está más que trillado:
Gente malvada que por dinero puede destrozar todo lo que encuentre, pero se topan con los nativos, que veneran la naturaleza. La naturaleza habla con el prota, uno de los "malos", que se enamora de la hija del mandamás y decide cambiar de bando, frenando a los malvados y avarciciosos.
(Avatar, véase también Pocahontas).
Para ver la versión realista y con final no-feliz, visitar EEUU.
Tienes razón, Rinoa. No había caído en la similitud argumental con Pocahontas. Y no sólo el argumento, los personajes en conflicto son casi calcados.
ResponderEliminar¡Qué bien lo has sabido ver!
Me atrevería a decir que incluso calcados pero cambiando tan solo el espacio y el tiempo:
ResponderEliminarEn lugar de el Nuevo Mundo, Pandora; en vez de la busqueda de oro, unobtainium; los nativos indios son los na'vi; la personalidad del protagonista Jake Sully no es más que la del mismisimo Jhon Smith, por no hablar de Neytiri que como ya se habrá extrapolado es Pocahontas; y el desarrollo de la historia no es más que el cuento de Pocahontas...
En fin, puede que Cameron quisiera darnos el mensaje ecologista de que debemos tratar a la naturaleza con respeto y amor. Pero me temo que ese mensaje ya lo quiso dar Terrence Malick en su día junto a la compañía Disney.
Puede que suene un poco escéptico, mas para que me convenza de verdad una película de tal presupuesto sus pilares deben de estar mucho más reforzados que unos simples palos de madera...