Albert Schweitzer (1875-1965) fue un teólogo, músico y médico de origen alemán que pasó gran parte de su vida en ese continente olvidado que acostumbramos a llamar África. Sus esfuerzos para levantar y mantener un hospital en Lambarena (Gabón), por entonces colonia francesa, y sus conferencias y conciertos benéficos por todo el mundo le hicieron merecedor del Premio Nobel de la Paz en 1952.
Como teólogo protestante aportó interesantes reflexiones sobre la figura histórica de Jesús de Nazaret y sobre Pablo de Tarso, que son, sin duda, las dos figuras de referencia obligada del pensamiento cristiano durante los primeros siglos. Como músico, fue un extraordinario organista, especialista en Bach, a quien interpretaba con particular sencillez de estilo. Personalmente, encuentro sus modos musicales, exentos de todo barroquismo, mucho más espirituales y emocionantes que los empalagosos arpegios superpuestos que algunos estilan. Como médico, luchó especialmente contra la lepra y sus estigmas sociales y contra la tripanosomiasis o enfermedad del sueño, males arraigados endémicamente en Gabón, donde vivió desde 1913.
En 1995, Mariella Berthéas y la fundación "L'Espace Afrique" editaron una recopilación de melodías en homenaje a Schweitzer que se llamó Lambarena - Bach to Africa. El compositor francés Hughes Courson y el guitarrista africano Pierre Akendengué lograron allí una fascinante fusión de estilos entre la música de Bach, los ritmos étnicos de Gabón y el sonido natural de la selva de Lambarena. Voces evocadoras de aves y de insectos, percusiones indígenas y las melodías de Bach, perfectamente reconocibles, como hilo conductor.
He encontrado algunos fragmentos en YouTube y me apresuro a poner aquí el enlace, sin saber cuánto tiempo puede durar esta delicia. Juzguen ustedes mismos:
Maravillosa historia médico-musical, amigo Juan, que sirve para poner de relieve una figura tan importante en la historia contemporánea (o moderna, según sigamos a los historiadores ingleses o franceses) como la del Albert Schweitzer -en mi modesta opinión- injustamente olvidada.
ResponderEliminarNo deja de asombrarme, por otra parte, el elevado número de médicos que, a lo largo de la historia, han disfrutado en sus seguramente escasos momentos de ocio con la interpretación de algún instrumento musical. Aunque ¡claro! no estaban expuestos, como nosotros, a perder el tiempo más de lo debido con los innumerables medios que nos ofrece nuestra tecnificada sociedad.
Me ha gustado mucho esta entrada, Juan. ¡Enhorabuena! Buen fin de semana y un afectuoso abrazo.
Un hermoso homenaje al médico-músico Albert Schweitzer y una interesante fusión. La música bachiana parece ser compatible con cualquier ritmo planetario. Excelente resultado.
ResponderEliminarFelicidades, amigo Juan, por esta bella entrada médico-melódica.