Reproduzco aquí el discurso que pronunció ayer en Estocolmo Mario Vargas Llosa en la aceptación del Premio Nobel de Literatura de 2010, un premio merecido, que, desde mi punto de vista, es más el fruto de la constancia (de la terquedad, dice él) que del deslumbramiento.
Es un discurso cargado de referencias éticas, de reflexiones geopolíticas globales y, sobre todo, de amor apasionado por la literatura. Tres buenas razones para tenerlo en cuenta.
Es un discurso cargado de referencias éticas, de reflexiones geopolíticas globales y, sobre todo, de amor apasionado por la literatura. Tres buenas razones para tenerlo en cuenta.
Podemos verlo y escucharlo en estos dos vídeos e incorporo también aquí un enlace al texto íntegro, descargable en pdf, que distribuye la Fundación Nobel.
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