La sala de la Pescadería Vieja de Jerez acoge estos días una exposición de 20 fotografías de Juan Salido.
Bajo el título común de "LA FEMME FATALE" se hace un recorrido visual por este personaje del que la pintura, la literatura y el cine han sabido sacar tan magnífico provecho.
Juan Salido ha reunido allí mujeres bíblicas, como Judith, Dalila y Salomé, personajes históricos como Cleopatra o seres de ficción como Pandora, la Esfinge, Lilith o Circe, retratadas todas ellas todavía con un pálpito de fatalidad en sus ojos o una sombra de muerte reciente entre los dedos.
Como tengo la suerte de ser amigo del fotógrafo, he pasado un rato muy instructivo recorriendo con él cada una de las imágenes, sorprendido por la laboriosa tramoya de intenciones y afanes que, sin que uno llegue jamás a sospecharlo, se oculta tras la rotundidad airosa de cada obra.
Esta mañana, las mujeres fatales de Juan Salido fueron desfilando ante nosotros encarnadas en rostros, miradas y gestos. "Encarnadas" es desde luego la palabra exacta, porque el fotógrafo sabe huir del fondo plano y buscar el volumen de las formas carnales en un magnífico juego de luces. Dominan las iluminaciones oblicuas, al estilo de Vermeer y los fuertes contrastes con el fondo.
Así que tengan cuidado porque las mujeres fatales del fotógrafo Juan Salido viven estos días en La Pescadería. Por la seguridad de los visitantes, es una suerte que su existencia se extienda sólo del otro lado de cristal. Desde allí nos han visto pasar, nos han seguido de reojo con sus miradas afiladas y, sin perdernos un momento de vista, con un guiño imperceptible, nos han invitado, desde sus marcos de gran formato, a los abismos de la perdición o de la muerte.
(No he sucumbido, no. Pero me han quedado ganas de volver.)
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