¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.
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jueves, 17 de mayo de 2012

Confundir la ortodoxia con la ortopedia

Nun 3, de Oleg Duryagin, fotógrafo ruso

Los que seguís el blog de KIRCHER conocéis mi condición de creyente. Vivo mi fe en la Iglesia católica, aunque volcado a un ecumenismo creciente, pues entiendo que pretender monopolizar el camino de la salvación es el primer signo de ilegitimidad de cualquier propuesta religiosa. Soy por ello un católico crítico, que cree percibir un sesgo fundamentalista cada vez más preocupante en la Iglesia de hoy. Un sesgo que se inició ya en el pontificado de Juan Pablo II y ha cobrado ahora tintes muy retrógrados con Benedicto XVI.

A muchos cristianos nos escandaliza la idea de un papa que sea un monarca absoluto y no busque la colegialidad de los obispos, como marca el Concilio Vaticano II. Y pesa demasiado la larguísima lista de teólogos silenciados o apartados de su actividad porque sus visiones, nacidas de los nuevos paradigmas históricos, se ven como una amenaza para la estabilidad institucional en vez de como el factor lógico de su evolución histórica. El cristianismo conserva un mensaje nuclear intemporal que va encarnándose --si le dejan-- en las formas de cada tiempo. 

El P. James Martin, jesuita de Nueva York, ha querido agradecer expresamente su compromiso a las religiosas americanas de la Leadership Conference of Women Religious (LCWR), porque --también ellas-- están siendo inspeccionadas por la Inquisición estos días. James Martin es director del conocodo semanario católico "America Magazine".

ECLESALIA es un boletín informativo electrónico que se creó en 2001 para difundir reflexiones y visiones eclesiales. Muchos creemos que en la Iglesia debería haber "unidad en lo esencial, libertad en lo  opcional y caridad en todo", de acuerdo con el sabio lema de san Agustín de Hipona.

Allí me he limitado a traducir al español la alocución del P. Martin y a colocar delante un comentario personal, a modo de introducción. Puede accederse al texto desde AQUÍ.


miércoles, 4 de abril de 2012

Los nuevos fariseos


Cuidado, son ellos: los nuevos fariseos. Igual que entonces, han trepado a la cúpula del poder religioso con sibilinas artes. Desde allí sus calvas apostólicas silencian, cercenan y condenan a los profetas de hoy. Igual que entonces se miran al ombligo de sus teologías onanistas y aniquilan cualquier intento de pensamiento libre que no les suene a voz hueca de papagayo escolástico.

Cuidado, son ellos. Guardan la llave de la fe bajo la almohada de sus propias pesadillas, pero ni entrarán ellos ni dejarán entrar a los demás.

Cuidado, son ellos. Los fundamentalistas con mitra, los talibanes de la cerrazón.

El blog de Kircher está con Andrés Torres Queiruga y con José Antonio Pagola, teólogos libres, cercanos al mensaje de esperanza de Jesús de Nazaret. Nuestro más firme apoyo.

domingo, 17 de julio de 2011

Vacunarse contra el fundamentalismo religioso


Estamos convencidos de que el profesor Juan Masià es un profeta de nuestro tiempo. Desde su provechoso exilio japonés, con la perspectiva sabia que da la distancia y con el excelente humor que le caracteriza, nos propone seis magníficas pautas de tratamiento contra el fundamentalismo católico:

1. Combatir la crispación desde el diálogo
2. Combatir el olvido desde el propio examen
3. Combatir el secretismo desde la transparencia
4. Combatir las visiones depresivas desde la esperanza en el futuro
5. Combatir el ensimismamiento, desde el acompañamiento y el consejo
6. Combatir el culto al personalismo, desde la igualdad

El profesor Masià pasará en breve por España para participar en los Cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Le agradecemos mucho desde aquí sus colaboraciones para el blog de Kircher, que quiere abrirse especialmente a quienes sufren injustamente los intentos de silenciamiento y de ostracismo por parte del poder religioso establecido. La Inquisición, que nada tiene de Santa, debe pasar cuanto antes a las vitrinas del museo de la vergüenza. 

La historia nos enseña que la voz de los profetas no puede callarse a la fuerza, "porque si ellos callaran, gritarían las piedras" (Jn 19,40). 


Terapia ignaciana para intransigentes

por Juan Masiá SJ (Tokyo)


En un simposio sobre las patologías de intransigencia e intolerancia en el interior de las comunidades cristianas, dialogaremos -en vísperas del día de san Ignacio- sobre el auge de los movimientos fundamentalistas, el aumento de brotes de extremismo discordante en el seno de las iglesias y el resurgir de la tendencia al fanatismo, la delación, las condenaciones inquisitoriales y la “descalificación pseudo-fraterna”. Servirán de hilo conductor para el debate las seis citas siguientes de los Ejercicios espirituales:

1. DESDE EL DIÁLOGO:

      Contra crispación, conversación serena (Ej. 22)
A blogueros y blogueras del “infocatolicismo beligerante” les ayudaría una dosis del presupuesto de los Ejercicios espirituales: “Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla; y si no la pudiere salvar, inquiera cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor...”



2. DESDE EL PROPIO EXAMEN:


     Contra el olvido, el recuerdo (Ej, 43)
    La práctica del examen de conciencia educa en lo que el filósofo Agustín Domingo -en su estudio sobre Gadamer- ha llamado “la hermenéutica como arte de poder no tener razón”. Lo que en la filosofía antigua eran ejercicios de autoayuda como reflexión sobre la experiencia ética, se convierte en Ignacio de Loyola en ejercicios espirituales (1) para descubrir la presencia del Espíritu en el contexto de la propia vida con sus fallos y logros.



3. DESDE LA TRANSPARENCIA:


 Contra el vicio del secreto, la virtud de comunicar (Ej. 326)
    “Cuando el enemigo de natura humana trae sus astucias y suasiones a la ánima justa, quiere y desea que sean tenidas en secreto,...”
     El secretismo ha hecho mucho daño a la iglesia, por ejemplo, en los casos de abusos y acosos, o en los casos de acusaciones desde el anonimato. La transparencia evita malentendidos intencionados y descubre disimulos injustos.


4. DESDE LA ESPERANZA EN EL FUTURO:

Contra la depresión presente, el ánimo futuro (Ej. 321-323)
    Recomienda Ignacio que en los momentos desolados o depresivos anticipemos con la imaginación el estado de ánimo positivo que sobrevendrá en el futuro. Siglos más tarde recomendará la fenomenología de Husserl el rodeo del “paso por el tiempo” para salir de la estrechez de la perspectiva presente.



5. DESDE EL ACOMPAÑAMIENTO Y EL CONSEJO:



Contra ensimismamiento, consejo (Ej. 17)
   El papel de quien acompaña al ejercitante, sirviéndole de espejo que le ayude a objetivar “las varias agitaciones y pensamientos que los varios espíritus le traen” sirve para evitar dos extremos: el subjetivismo de un ejercitante ensimismado en su autodirección y la imposición de un adoctrinamiento por parte de un director demasiado directivo. Siglos después hablará la fenomenología de Husserl de la importancia de corregirse mutuamente mediante el pensamiento dialogal en el que los interlocutores depuran la propia perspectiva mediante el “paso por el otro”.
  


6. DESDE LA IGUALDAD:


Contra el culto a la personalidad, el respeto a la igualdad (Ej. 364)
   “Debemos guardar en hacer comparaciones de los que somos vivos a los bienaventurados pasados, que no poco se yerra en esto, es a saber, en decir: éste sabe más que san Agustín, es otro o más que san Francisco, es otro san Pablo en bondad, santidad, etc.”. No era partidario Ignacio de canonizar a las personas en vida calificándolas como “Fulano el Grande, el Magno, el Santo”. En una asamblea multitudinaria dando vivas en torno a un jerarca eclesiástico, ostentando las pancartas de un movimiento presuntamente más ortodoxo que otros, alguien preguntó durante la celebración: ¿Y donde está Jesucristo? ¿No era Él, “supuestamente”, el centro de la reunión?

NOTAS:
(1) cf. P. HadotPhilosophy as a way of life, Bacwell, London, 1995, pp. 82, 126-7, 270.

sábado, 30 de octubre de 2010

El papado que la Iglesia necesita. Reflexiones ante la próxima visita de Benito XVI


Numerosas comunidades eclesiales de Cataluña convocan este acto de reflexión sobre el significado de la figura del Papa, sus atribuciones y su papel de servicio a la Iglesia. No parece que el modelo del absolutismo monárquico tenga mucho que ver con el Evangelio, por eso son muchos los cristianos que se preguntan hoy cuál debe ser el papel del papado y en qué modo debe transformarse, de acuerdo con las reformas que la Iglesia pide a gritos.
Sería muy triste que la visita de Benito XVI a España se convirtiera, una vez más, en un acto inútil e infantiloide de papolatría y que no fuéramos capaces de cuestionar lo que claramente no es propio de la Iglesia y exigir que se reoriente en un sentido más evangélico.
Puede ampliarse el cartel pinchando sobre la imagen.

(Pido paciencia a los seguidores de KIRCHERlandscape que no sean creyentes por estos dos posts seguidos de temática teológica. Están relacionados con la actualidad de la próxima visita a España del papa Benito XVI. Por cierto Benedicto es un híbrido y lo más lógico sería llamarle Benito en español, Benedetto en italiano, Benedictus en latín, Benoît en francés o Benet en català. La confusión podría proceder de que en alemán, la lengua del electo Kardinal Ratzinger, su nombre es Benedikt.)

jueves, 15 de abril de 2010

La Iglesia triste de Ratzinger


El teólogo alemán Hans Küng, compañero de Ratzinger en la tareas del Concilio Vaticano II, analiza en esta Carta abierta a los obispos del mundo el pontificado de Benedicto XVI. No me importa decir abiertamente que, como le ocurre ya a tantos cristianos, comparto su análisis y su crítica a ese modelo de Iglesia, anticuada y cutre, enemiga de la ciencia y alejada del hombre, que se pretende imponer hoy.
Presentamos aquí un extracto de la carta: 


Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, y yo fuimos entre 1962-1965 los dos teólogos más jóvenes del concilio. Ahora, ambos somos los más ancianos (...) Preocupado por esta nuestra Iglesia, sumida en la crisis de confianza más profunda desde la Reforma, os dirijo una carta abierta en el quinto aniversario del acceso al pontificado de Benedicto XVI. No tengo otra posibilidad de llegar a vosotros.
(...)
Mis esperanzas, y las de tantos católicos y católicas comprometidos, desgraciadamente no se han cumplido, cosa que he hecho saber al papa Benedicto de diversas formas en nuestra correspondencia. Sin duda, ha cumplido concienzudamente sus cotidianas obligaciones papales y nos ha obsequiado con tres útiles encíclicas sobre la fe, la esperanza y el amor. Pero en lo tocante a los grandes desafíos de nuestro tiempo, su pontificado se presenta cada vez más como el de las oportunidades desperdiciadas, no como el de las ocasiones aprovechadas:
1) Se ha desperdiciado la oportunidad de un entendimiento perdurable con los judíos: el Papa reintroduce la plegaria preconciliar en la que se pide por la iluminación de los judíos y readmite en la Iglesia a obispos cismáticos notoriamente antisemitas, impulsa la beatificación de Pío XII y sólo se toma en serio al judaísmo como raíz histórica del cristianismo, no como una comunidad de fe que perdura y que tiene un camino propio hacia la salvación. Los judíos de todo el mundo se han indignado con el predicador pontificio en la liturgia papal del Viernes Santo, en la que comparó las críticas al Papa con la persecución antisemita.
2) Se ha desperdiciado la oportunidad de un diálogo en confianza con los musulmanes; es sintomático el discurso de Benedicto en Ratisbona, en el que, mal aconsejado, caricaturizó al islam como la religión de la violencia y la inhumanidad, atrayéndose así la duradera desconfianza de los musulmanes.
3) Se ha desperdiciado la oportunidad de la reconciliación con los pueblos nativos colonizados de Latinoamérica: el Papa afirma con toda seriedad que estos "anhelaban" la religión de sus conquistadores europeos.
4) Se ha desperdiciado la oportunidad de ayudar a los pueblos africanos en la lucha contra la superpoblación, aprobando los métodos anticonceptivos, y en la lucha contra el sida, admitiendo el uso de preservativos.
5) Se ha desperdiciado la oportunidad de concluir la paz con las ciencias modernas: reconociendo inequívocamente la teoría de la evolución y aprobando de forma diferenciada nuevos ámbitos de investigación, como el de las células madre.
6) Se ha desperdiciado la oportunidad de que también el Vaticano haga, finalmente, del espíritu del Concilio Vaticano II la brújula de la Iglesia católica, impulsando sus reformas.
Este último punto, estimados obispos, es especialmente grave. Una y otra vez, este Papa relativiza los textos conciliares y los interpreta de forma retrógrada contra el espíritu de los padres del concilio. Incluso se sitúa expresamente contra el concilio ecuménico, que según el derecho canónico representa la autoridad suprema de la Iglesia católica:
  • Ha readmitido sin condiciones en la Iglesia a los obispos de la Hermandad Sacerdotal San Pío X, ordenados ilegalmente fuera de la Iglesia católica y que rechazan el concilio en aspectos centrales.
  • Apoya con todos los medios la misa medieval tridentina y él mismo celebra ocasionalmente la eucaristía en latín y de espaldas a los fieles.
  • No lleva a efecto el entendimiento con la Iglesia anglicana, firmado en documentos ecuménicos oficiales (ARCIC), sino que intenta atraer a la Iglesia católico-romana a sacerdotes anglicanos casados renunciando a aplicarles el voto de celibato.
  • Ha reforzado los poderes eclesiales contrarios al concilio con el nombramiento de altos cargos anticonciliares (en la Secretaría de Estado y en la Congregación para la Liturgia, entre otros) y obispos reaccionarios en todo el mundo.

El Papa Benedicto XVI parece alejarse cada vez más de la gran mayoría del pueblo de la Iglesia, que de todas formas se ocupa cada vez menos de Roma y que, en el mejor de los casos, aún se identifica con su parroquia y sus obispos locales.
(...)Con una renovada exhibición de pompa barroca y manifestaciones efectistas cara a los medios de comunicación, Roma trata de exhibir una Iglesia fuerte con un "representante de Cristo" absolutista, que reúne en su mano los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Sin embargo, la política de restauración de Benedicto ha fracasado. Todas sus apariciones públicas, viajes y documentos no son capaces de modificar en el sentido de la doctrina romana la postura de la mayoría de los católicos en cuestiones controvertidas, especialmente en materia de moral sexual. Ni siquiera los encuentros papales con la juventud, a los que asisten sobre todo agrupaciones conservadoras carismáticas, pueden frenar los abandonos de la Iglesia ni despertar más vocaciones sacerdotales.
(...)
Y ahora, a las muchas tendencias de crisis todavía se añaden escándalos que claman al cielo: sobre todo el abuso de miles de niños y jóvenes por clérigos -en Estados Unidos, Irlanda, Alemania y otros países- ligado todo ello a una crisis de liderazgo y confianza sin precedentes. No puede silenciarse que el sistema de ocultamiento puesto en vigor en todo el mundo ante los delitos sexuales de los clérigos fue dirigido por la Congregación para la Fe romana del cardenal Ratzinger (1981-2005), en la que ya bajo Juan Pablo II se recopilaron los casos bajo el más estricto secreto. Todavía el 18 de mayo de 2001, Ratzinger enviaba un escrito solemne sobre los delitos más graves (Epistula de delitos gravioribus) a todos los obispos. En ella, los casos de abusos se situaban bajo el secretum pontificium, cuya vulneración puede atraer severas penas canónicas. Con razón, pues, son muchos los que exigen al entonces prefecto y ahora Papa un mea culpa personal. Sin embargo, en Semana Santa ha perdido la ocasión de hacerlo. En vez de ello, el Domingo de Ramos movió al decano del colegio cardenalicio a levantar urbi et orbe testimonio de su inocencia.
Las consecuencias de todos estos escándalos para la reputación de la Iglesia católica son devastadoras. Esto es algo que también confirman ya dignatarios de alto rango. 
Sólo querría plantearos seis propuestas que, es mi convicción, serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz.
1. No callar: en vista de tantas y tan graves irregularidades, el silencio os hace cómplices. Allí donde consideréis que determinadas leyes, disposiciones y medidas son contraproducentes, deberíais, por el contrario, expresarlo con la mayor franqueza. ¡No enviéis a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma!
2. Acometer reformas: en la Iglesia y en el episcopado son muchos los que se quejan de Roma, sin que ellos mismos hagan algo. (...) Muchas grandes cosas en las parroquias y en la Iglesia entera se han puesto en marcha gracias a la iniciativa de individuos o de grupos pequeños. Como obispos, debéis apoyar y alentar tales iniciativas y atender, ahora mismo, las quejas justificadas de los fieles.
3. Actuar colegiadamente: tras un vivo debate y contra la sostenida oposición de la curia, el concilio decretó la colegialidad del Papa y los obispos en el sentido de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro tampoco actuaba sin el colegio apostólico. Sin embargo, en la época posconciliar los papas y la curia han ignorado esta decisión central del concilio. Desde que el papa Pablo VI, ya a los dos años del concilio, publicara una encíclica para la defensa de la discutida ley del celibato, volvió a ejercerse la doctrina y la política papal al antiguo estilo, no colegiado. Incluso hasta en la liturgia se presenta el Papa como autócrata, frente al que los obispos, de los que gusta rodearse, aparecen como comparsas sin voz ni voto. Por tanto, no deberíais, estimados obispos, actuar sólo como individuos, sino en comunidad con los demás obispos, con los sacerdotes y con el pueblo de la Iglesia, hombres y mujeres.
4. La obediencia ilimitada sólo se debe a Dios: todos vosotros, en la solemne consagración episcopal, habéis prestado ante el Papa un voto de obediencia ilimitada. Pero sabéis igualmente que jamás se debe obediencia ilimitada a una autoridad humana, sólo a Dios. Por tanto, vuestro voto no os impide decir la verdad sobre la actual crisis de la Iglesia, de vuestra diócesis y de vuestros países. ¡Siguiendo en todo el ejemplo del apóstol Pablo, que se enfrentó a Pedro y tuvo que "decirle en la cara que actuaba de forma condenable" (Gal 2, 11)! Una presión sobre las autoridades romanas en el espíritu de la hermandad cristiana puede ser legítima cuando éstas no concuerden con el espíritu del Evangelio y su mensaje. La utilización del lenguaje vernáculo en la liturgia, la modificación de las disposiciones sobre los matrimonios mixtos, la afirmación de la tolerancia, la democracia, los derechos humanos, el entendimiento ecuménico y tantas otras cosas sólo se han alcanzado por la tenaz presión desde abajo.
5. Aspirar a soluciones regionales: es frecuente que el Vaticano haga oídos sordos a demandas justificadas del episcopado, de los sacerdotes y de los laicos. Con tanta mayor razón se debe aspirar a conseguir de forma inteligente soluciones regionales. Un problema especialmente espinoso, como sabéis, es la ley del celibato, proveniente de la Edad Media y que se está cuestionando con razón en todo el mundo precisamente en el contexto de los escándalos por abusos sexuales. Una modificación en contra de la voluntad de Roma parece prácticamente imposible. Sin embargo, esto no nos condena a la pasividad: un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan. Algunas conferencias episcopales podrían proceder con una solución regional, aunque sería mejor aspirar a una solución para la Iglesia en su conjunto. Por tanto:
6. Exigir un concilio: así como se requirió un concilio ecuménico para la realización de la reforma litúrgica, la libertad de religión, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, lo mismo ocurre en cuanto a solucionar el problema de la reforma, que ha irrumpido ahora de forma dramática. El concilio reformista de Constanza en el siglo previo a la Reforma acordó la celebración de concilios cada cinco años, disposición que, sin embargo, burló la curia romana. Sin duda, esta hará ahora cuanto pueda para impedir un concilio del que debe temer una limitación de su poder.
La apelación que os dirijo en vista de esta Iglesia en crisis, estimados obispos, es que pongáis en la balanza la autoridad episcopal, revalorizada por el concilio. En esta situación de necesidad, los ojos del mundo están puestos en vosotros. Innúmeras personas han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla sólo valdrá abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes. Os pido, con todo el respeto, que contribuyáis con lo que os corresponda, cuando sea posible en cooperación con el resto de los obispos; pero, si es necesario, también en solitario, con "valentía" apostólica (Hechos 4, 29-31). Dad a vuestros fieles signos de esperanza y aliento y a nuestra iglesia una perspectiva.
Os saluda, en la comunión de la fe cristiana, Hans Küng.
Traducción: Jesús Alborés Rey
Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga (Alemania) y presidente de Global Ethic. (Más información sobre Hans Küng en Wikipedia.)


domingo, 4 de abril de 2010

Surrexit Christus


Para los cristianos, la resurrección de Cristo lleva aparejada una obligación ética inexcusable: la de morir definitivamente a los egoísmos personales y resucitar a una nueva vida de servicio a los otros. Una religión que se limitase a rezar mucho, que viviera de cara al cielo pero de espaldas al mundo, de espaldas a las necesidades de los demás, a la opresión, a la ignorancia, a la miseria, a la marginación, al dolor y al sufrimiento del hombre... sería un mensaje muerto e ineficaz, una religión de muertos y para muertos.

La comunidad de Taizé interpreta Surrexit Christus, con estribillo en latín (Surrexit Christus, aleluiah. Laudate Dominum, aleluiah) y estrofas cantadas en diferentes lenguas modernas. Se nota que está inspirado en el Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís y en el sermón de las bienaventuranzas, con las oportunas adaptaciones del hermano Roger de Taizé para lograr la musicalidad y la métrica necesarias.

Será relajante escucharlo, incluso para nuestros lectores no creyentes, a quienes pido condescendencia con esta entrada de hoy, por su marcado carácter confesional. Está claro que al  blog de Kircher le gustaría mantenerse por encima de confesiones particulares y estar igualmente abierto a creyentes y no creyentes.



Surrexit Christus, aleluiah. 
Laudate Dominum, aleluiah


(Francés)
Vous, les cieux, bénissez le Seigneur! (¡Vosotros, cielos, bendecid al Señor!)
Astres du ciel, bénissez le Seigneur! (¡Astros del cielo, bendecid al Señor!)
Souffles et vents, bénissez le Seigneur! (¡Brisas y vientos, bendecid al Señor!)
Nuits et jours, bénissez le Seigneur! (¡Noches y días, bendecid al Señor!)


(Alemán)
Quellen und Wasser, lobpreist den Herrn! (¡Fuentes y ríos, bendecid al Señor!)
Stürme und Winde, lobpreist den Herrn! (¡Tormentas y vientos, bendecid al Señor!)

(Italiano)
Notti e giorni, benedite il Signore! (¡Noches y días, bendecid al Señor!)
Luce e tenebre, benedite il Signore! (¡Luces y tinieblas, bendecid al Señor!)

(Francés)
Montagnes et collines, bénissez le Seigneur! (¡Montañas y colinas, bendecid al Señor!)
Sources et fontaines, bénissez le Seigneur! (¡Manantiales y fuentes, bendecid al Señor!)


(Alemán)
Ihr, seine Diener, preist den Herrn! (¡Vosotros, siervos suyos, alabad al Señor!)
Fromme und Gerechte, lobpreist den Herrn! (Piadosos y justos, bendecid al Señor!)

(Polaco)
Wszystkie dzieła Pańskie, błogosławcie Pana! (¡Todas las criaturas del Señor, bendecid al Señor!)
Aniołowie Pańscy, błogosławcie Pana! (Ángeles del Señor, bendecid al Señor!)

(Francés)
Esprits des justes, bénissez le Seigneur! (¡Espíritus justos, bendecid al Señor!)
Humbles de coeur, bénissez le Seigneur! (¡Humildes de corazón, bendecid al Señor!)

(Italiano)
Fuoco e calore, benedite il Signore! (¡Fuego y calor, bendecid al Señor!)
Ghiacci e nevi, benedite il Signore! (¡Hielos y nieves, bendecid al Señor!)

jueves, 1 de abril de 2010

La fecha de la crucifixión de Cristo

Dos científicos de la Universidad de Oxford, C. Humphreys y G. Waddington, han propuesto una hipótesis para la fecha exacta de la crucifixión de Jesús de Nazaret, muy bien fundada en datos bíblicos e históricos. Ellos proponen que el hecho habría tenido lugar el viernes 3 de abril del año 33 de nuestra era. ¿En qué se basan para afirmarlo?

Los datos bíblicos y las fuentes romanas nos dicen que todo ocurrió un viernes del mes de Nisán, antes de la pascua de los hebreos. Sabemos también que Poncio Pilato fue procurador de Judea entre los años 26 y 36 de nuestra era.

En el Evangelio de Lucas (Lc 3, 1–3) se dice que Juan el Bautista, el Precursor, el que preparó el camino de Jesús, comenzó su ministerio “en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César”. El encuentro en el Jordán con Juan el Bautista marca el comienzo de la vida pública de Jesús de Nazaret. Los historiadores romanos Tácito (Annales 4§ 4) y Suetonio (Tiberius 73) ubican la fecha del comienzo del reinado de Tiberio en 14 d. C. La fecha precisa sería el 19 de agosto del 14 d. C., día de la muerte del emperador Augusto. El decimoquinto año del reinado Tiberio nos lleva así a 29 d. C., como inicio de la predicación de Jesucristo.

El Evangelio de Juan registra la actividad pública de Jesús por lo menos en tres Pascuas: en Jerusalén (Jn 2,13 y 23), en Galilea (Jn 6,4) y de nuevo en Jerusalén (Jn 11,55; 12,1). Además, es probable que asistiera incluso a una cuarta Pascua no presentada en Juan pero registrada en Mateo (Mt 12:1). Esto suma aproximadamente tres años y medio de ministerio de Jesús. Por tanto, si comenzó su actividad en 29 d.C., la fecha de su crucifixión sería cuatro años después, en el año 33 d. C.

Por otra parte, el evangelista Juan (Jn 2,20) dice que el templo de Jerusalén había sido concluído hacía 46 años. Según el historiador judío Flavio Josefo, la renovación del templo se culminó entre 18 y 17 a. C. Si añadimos 46 años, eso nos lleva de nuevo a 29 d. C. como fecha de la actividad pública de Cristo, lo que permite confirmar las mismas fechas utilizando diversos procedimientos de cálculo.

En los Hechos de los Apóstoles se dice, además, que en el día de la crucifixión la luna fue vista de color rojo, circunstancia que parece hablarnos de un eclipse de luna. Calculando las fechas de eclipses lunares que fueran visibles desde Jerusalén, Humphreys y Waddington, llegaron a la conclusión de que la fecha más razonable para datar la muerte de Cristo sería el viernes 3 de abril del año 33 de nuestra era.

El artículo original puede encontrarse en: “The Jewish Calendar, a Lunar Eclipse, and the Date of Christ’s Crucifixion”, Tyndale Bulletin 43 [1992]: 331–51, esp. 335).
Imagen: Murcia Nazarena.

martes, 23 de marzo de 2010

El asesinato de Monseñor Óscar Romero, arzobispo de San Salvador, 30 años después


Mañana, 24 de marzo, se cumplen 30 años de un crimen execrable: el asesinato de Monseñor Romero en El Salvador, mientras celebraba una misa en la capilla del Hospital de la Providencia
.
Recogemos aquí dos testimonios escalofriantes:

1) Un vídeo con un fragmento de la homilía que pronunció el 23 de marzo, la víspera de su muerte, en la catedral de San Salvador, donde pedía el cese inmediato de la violenta represión gubernamental, a manos de la policía y el ejército. Sus palabras, dicen, fueron la causa de que se planificara su asesinato para el día siguiente, a manos de un francotirador.

2) Un vídeo con el texto de algunas de sus reflexiones sobre las amenazas de muerte que venía recibiendo por parte de algunos sectores del ejército, ante su reiterada denuncia, como obispo, de las continuas violaciones de los derechos humanos que se estaban produciendo en el país. Al final, se recoge una grabación del sonido de ambiente de aquella ceremonia. Finaliza con una detonación, que corresponde al disparo que, de modo certero, le atravesó el pecho momentos antes de levantar el cáliz.

La causa de canonización de Monseñor Romero sigue su curso en los laberintos de las curias vaticanas. El pueblo salvadoreño, no conoce ni espera nada de la burocracia estéril de Roma, pero sabe reconocer perfectamente cuando alguien habla con la misma libertad y el mismo compromiso que Jesús de Nazaret.

En unos momentos en que la jerarquía católica, enferma de fundamentalismos, engolada y distante, parece tener cada vez menos que decir al hombre de hoy, la figura de Monseñor Romero constituye un ejemplo y una esperanza.


viernes, 14 de agosto de 2009

Nuestro apoyo a Juan Masià frente a la Inquisición española


Las presiones "anónimas" de un grupo de obispos ultraconservadores (¿hace falta mencionar los nombres de Cañizares, Rouco y Camino?) de nuestra oxidada Conferencia Episcopal española han pretendido silenciar al jesuita Juan Masià, una de las voces proféticas de la teología de hoy y colaborador de este blog de Kircher. Nada nuevo: los profetas siempre han sido vistos como una amenaza para el poder religioso establecido y apalancado en los sillones de mando.


Pero desde aquí lo denunciamos para que se sepa claramente qué manos tiran la piedra y corren luego a esconderse en la quietud hipócrita de la discreción más pía.


Esta es la carta de Juan Masià al director de Religión Digital explicando lo sucedido.


CARTA ABIERTA

AL DIRECTOR DE RELIGION DIGITAL


Querido José Manuel


Contra el vicio del secreto está la virtud de la información. Para que haya transparencia, te informo públicamente en carta abierta de los intentos de “Inquisición, S.A.” contra este blog.


Hace unos meses, el Superior de los jesuitas en Japón me mostró una carta del P. Elías Royón, Provincial de España, que le transmitía quejas episcopales sobre mis escritos. Me dijo que no había problema de ortodoxia, sino de malestar por parte de algunas “sensibilidades” y me recomendó prudencia y evitar bromas con los mitrados.


(Tú sabes muy bien como periodista que, en este país, se permite gastar bromas con todos los santos y hacer chistes sobre la Trinidad, pero ¡ay de quien se atreva a tratar con humor a los obispos!).


El mes pasado me volvió a informar el P. Sumita de las presiones ejercidas sobre él para persuadirle de que me silencie y acordamos mostrar los posts a una tercera persona imparcial para que examinase si había algo inconveniente que pudiese soliviantar las frágiles sensibilidades de alguna mitra.


Pero parece ser que esto no basta, ya que, según fuentes fidedignas, se siguen multiplicando las quejas desde Madrid a Tokyo; provienen de lo que podríamos llamar, a falta de mejor eufemismo, “una parte de instancias eclesiásticas de una parte del estado español muy identificada político-religiosamente con corrientes neoconservadoras”.


Mi superior japonés desea, naturalmente, mantener una buena relación, tanto con el episcopado español como con sus colegas españoles en el gobierno de la orden, por lo que me aconseja, prudente y conciliadoramente, reducir mis actividades periodísticas a Japón.


Siento renunciar al contacto con un público que me dice le ayudan esos posts tan sencillos. Pero ninguno somos imprescindibles y no merece la pena gastar energías discutiendo con quienes parecen vivir en la España de Buñuel o en los días de Torquemada (les recomendaría que lean a Forges o escuchen La alegría de la huerta…).


Después de haber dedicado los posts del mes de julio a meditar en voz alta al hilo de los ocho días de Ejercicios Espirituales, he considerado el asunto durante esta semana, en vísperas de celebrar a san Ignacio el día 31, y he decidido tomar bajo mi responsabilidad la iniciativa de dejar este blog.


Quisiera evitar de este modo que mi inmediato superior, el P. Sumita, al que aprecio y valoro, se vea obligado a ordenármelo formalmente (en lenguaje vulgar, obligado a “tragarse el marrón”), con lo cuál quedaría él como el “malo de la película” y. se quedaría sin dormir la noche antes de decírmelo, como me consta que le pasaba también a quien fue y sigue siendo mi buen amigo, José Ramón Busto, Rector de Comillas, el día antes de defenestrarme, contra su voluntad, de la Cátedra de Bioética, para sosegar nerviosismos cardenalicios y defender la institución.


Además, es preferible que haya transparencia y se conozca desde donde tiran piedras quienes esconden la mano.


Que el periodismo, fiel a la libertad de expresión, siga contribuyendo a que no se sofoque la libertad de espíritu.


Orando por la intercesión de los añorados Vicente Tarancón y Javier Gafo, para que revivan como en Ezequiel los huesos secos de la situación anómala de la iglesia en “algunas áreas del estado español”, con un saludo también para todo tu equipo, recibe un fuerte abrazo esperanzado y esperanzador de


Juan Masiá Clavel, S.J

Para quienes deseen seguir los artículos de opinión de Juan Masiá, pueden seguirle en su página:

www.juanmasia.net

viernes, 19 de septiembre de 2008

La voz, más actual que nunca, del papa Juan XXIII


En el ejercicio diario de nuestro ministerio apostólico sucede con frecuencia que disturban nuestros oídos las voces de aquellas personas que tienen gran celo religioso, pero carecen de sentido suficiente para valorar correctamente las cosas y son incapaces de emitir un juicio inteligente.

En su opinión, la situación actual de la sociedad humana está cargada sólo de indicios de ocaso y de desgracia. ...Tenemos una opinión completamente distinta que estos profetas de desdichas, que prevén constantemente la desgracia, como si el mundo estuviera a punto de perecer. En los actuales acontecimientos humanos, mediante los que la humanidad parece entrar en un orden nuevo, hay que reconocer más bien un plan oculto de la providencia divina.

Juan XXIII. Discurso de apertura del Concilio Vaticano II. 11 de Octubre de 1962.

martes, 19 de agosto de 2008

El obispo Fernando Lugo, presidente de Paraguay


El teólogo Juan José Tamayo publica hoy en el diario EL PAÍS, en página de tribuna, algunas reflexiones sobre las conexiones de la teología y la política en el ámbito de América Latina, a raíz de la elección del ex-obispo Fernando Lugo como nuevo presidente de la República del Paraguay.


FERNANDO LUGO, DE OBISPO A PRESIDENTE


La presencia de obispos, teólogos, sacerdotes y religiosos en la vida política es una constante en América Latina desde los inicios de la conquista hasta nuestros días. Y no sólo ni siempre del lado de los colonizadores, sino con frecuencia del lado de los sectores marginados. Casos emblemáticos de compromiso político liberador son el obispo Bartolomé de Las Casas y el dominico Antonio Montesinos. Numerosos fueron los clérigos que, a principios del siglo XIX, tradujeron políticamente los ideales evangélicos de libertad y justicia, y lideraron las luchas por la independencia en los diferentes países latinoamericanos.

Un nuevo impulso al compromiso político de los teólogos, sacerdotes y obispos proviene del cristianismo revolucionario latinoamericano en la década de los sesenta del siglo pasado. Fue entonces cuando muchos sacerdotes se incorporaron a los movimientos de liberación junto con otros militantes revolucionarios. Durante la década de los ochenta sacerdotes y teólogos asumieron responsabilidades políticas en gobiernos constituidos tras el derrocamiento de regímenes dictatoriales. Es el caso de tres sacerdotes que participaron en el Gobierno del Frente Sandinista de Nicaragua tras la caída del dictador Somoza: Miguel de Escoto, miembro de la Congregación Maryknoll, como ministro de Asuntos Exteriores; Ernesto Cardenal, poeta y monje trapense, como ministro de Cultura, y Fernando Cardenal, jesuita y hermano del anterior, como ministro de Educación.

En su viaje a Nicaragua el papa Juan Pablo II afeó la conducta de Ernesto Cardenal con un gesto público de desaprobación. Pero Ernesto, fiel a su conciencia y al compromiso político asumido, continuó al frente del Ministerio de Cultura trabajando por la educación popular. Más difícil lo tuvo su hermano Fernando, a quien la Compañía de Jesús le comunicó que no podía seguir en la política activa como jesuita. "Es posible que me equivoque siendo jesuita y ministro -respondió-, pero déjenme equivocarme en favor de los pobres, porque la Iglesia se ha equivocado durante muchos siglos en favor de los ricos".

En la década de los noventa destacó por su actividad política el salesiano haitiano Jean Bertrand d'Aristide, quien, en sintonía con la teología de la liberación, ejerció su ministerio sacerdotal en una parroquia pobre de Puerto Príncipe y participó activamente en el derrocamiento de la dictadura de Duvalier. En diciembre de 1990 fue elegido presidente de Haití con el 67% de los votos colocando entre sus prioridades la erradicación de la pobreza y la dignificación de los sectores populares con las que estaba comprometido desde su época de sacerdote. Fue derrocado por un golpe militar y posteriormente rehabilitado. Sin embargo, poco a poco fue cambiando de estilo de vida y distanciándose de las opciones liberadoras del comienzo.

Ahora es Fernando Lugo, ex obispo de San Pedro, una de las regiones más pobres de Paraguay, quien accede a la presidencia de la República tras su triunfo electoral en abril de 2008. Hasta llegar aquí, su trayectoria ha estado marcada por la inserción en el mundo de la exclusión, teniendo como guía religiosa la teología de la liberación, como referente social las Ligas Agrarias de su país, como horizonte ético la opción por los pobres y como vía de conocimiento de la realidad las ciencias sociales. Un importante aval es su larga experiencia en el compromiso con los pobres y con los movimientos sociales, primero como maestro de escuela en un lugar marginal de su país, luego como misionero en una de las zonas más depauperadas de Ecuador, después como estudiante de sociología en Roma, y finalmente como obispo en la diócesis de San Pedro, donde mostró su apoyo a las luchas de los campesinos sin tierra en una época de fuertes conflictos.

Hace tres años renunció al episcopado para dedicarse a la política, y el Vaticano le suspendió a divinis. Como candidato a la presidencia al frente de la Alianza Patriótica para el Cambio logró derrotar al Partido Colorado, que llevaba más de sesenta años en el poder. Tras su triunfo resumía así su programa de gobierno: "A partir de hoy, mi gran catedral será todo mi país. Hasta ahora estuve en una catedral enseñando, compartiendo, sufriendo, construyendo. Hoy me pongo a disposición de todos los ciudadanos de Paraguay para construir desde la política esa nación que nos merecemos todos los paraguayos, una nación más justa y fraterna, reconciliada, donde la justicia no sólo sea un objeto de lujo para algunas personas, sino para todos y todas por igual".

Para ello ha tenido que caer, según sus propias palabras, en una herejía, la de seguir a Jesús, que parece incompatible con el ejercicio del poder. Lugo reconoce que muchas veces los políticos usurpan el poder o se aferran compulsivamente a él y cree que el poder es un proceso de construcción ideológica. Pero él ha optado por construirlo desde abajo, a partir de la realidad sangrante, desafiante de miseria, pobreza y exclusión en que viven los pueblos de América Latina.


Juan José Tamayo es director de la cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Para comprender la teología de la liberación (Verbo Divino, Estella, 2008).

martes, 12 de agosto de 2008

El cardenal Martini, visto por Fernando Delgado


El periodista y escritor Fernando Delgado publica hoy en el diario EL LEVANTE-EL MERCANTIL VALENCIANO, esta crónica de su encuentro casual con el cardenal Carlo Maria Martini en el aeropuerto de Madrid-Barajas.


Un caso raro

FERNANDO DELGADO


Ya había observado yo a aquel elegante señor vestido con clergyman en la sala de espera de preferente del aeropuerto de Barajas. Después, en el autobús que nos conducía al avión, pude comprobar que íbamos al mismo destino: Oviedo. Pero la compañía Iberia fue la culpable de que entabláramos conversación. Una vez estábamos situados en nuestro asiento del avión se nos avisó de que teníamos que regresar a la terminal y, no bien habíamos llegado a la terminal, se nos volvió a embarcar. Mi incomodidad ante la situación, en contraste con la resignada aceptación del cura, permitió una breve y sustanciosa relación entre los dos. Contribuyó a ello que él fuera italiano y mi gusto y fascinación por su lengua, pero también el atractivo que emanaba de su manera de hablar.


Al día siguiente, cuando vi su foto en los periódicos y supe que se trataba del cardenal Carlo María Martini no lamenté mi despiste. Quizá ese despiste favoreció una conversación más libre de prejuicios. La verdad es que no sabía si alguna vez había visto su rostro en fotografías, pero en cualquier caso no lo recordaba. Lo que sí recordé después fue un libro de cartas cruzadas entre él y Umberto Eco -¿En qué creen los que no creen?- que es un maravilloso dialogo entre dos preclaras inteligencias contemporáneas. Por eso, no me sorprende que ahora, en un nuevo libro, Coloquios nocturnos en Jerusalén, apueste por la ordenación de los hombres casados y de las mujeres, por una nueva mirada de la Iglesia a la sexualidad; que defienda el preservativo, se muestre interesado por la ciencia y la razón, confiese que no se le habría ocurrido nunca condenar a los homosexuales y desvele sus dudas de fe. Martini confiesa ahora que soñó con una Iglesia pobre y humilde, con una Iglesia joven, pero que hoy ya no tiene esos sueños: «Después de los 75 años he decidido rogar por la Iglesia».


PD.- En aquel viaje de avión, Carlo María Martini y yo hablamos de nuestras respectivas dedicaciones, aunque la suya fuera evidente por su uniforme clerical, pero sólo me contó que trabajaba en Milán y que era jesuita. Los jesuitas lo recibirían en el aeropuerto de Oviedo y esto le permitió bromear sobre las ventajas de pertenecer a una compañía con tantas sucursales en el mundo, lo cual dio lugar a que yo mencionara a Pedro Arrupe. Y hablamos de ese mártir, un perseguido por la iglesia reaccionaria. Él, con una admiración que parecía lógica; yo, con una fascinación que permitió establecer alguna complicidad entre los dos. Tanta como para que el sacerdote italiano me preguntara por la jerarquía católica española, mencionando ciertos nombres, y estableciera con mucha fineza qué tipo de cura era él frente a los obispos españoles mencionados.


Un fermento de cultura alentaba en su conversación de creyente evolucionado que apostaba por el diálogo y pensaba que a la Iglesia le sobra confrontación y le falta capacidad para estar en los puntos de encuentro con los que no creen. Dar noticia de Martini a muchos católicos españoles, que se avergüenzan de los falaces predicadores que tienen aquí la desfachatez de considerar perseguida su libertad, mientras con vocación de viejos inquisidores persiguen la libertad de los otros, es ofrecer consuelo y esperanza a gente limpia y noble que lo merece.

domingo, 10 de agosto de 2008

Columbae lapsus?


El periodista (y maestro de periodistas) Manuel Alcántara dedica hoy su columna en el Diario de León al Cardenal Carlo Maria Martini.
Transcribimos el texto, que puede consultarse también en la web del Diario de León.

La última posición

EL RINCÓN

MANUEL ALCÁNTARA
Ya decía yo que el cardenal Martini me caía bien por algo más que por la simpatía que me suscita su apellido. Quizá la paloma se equivocó al no elegirle o quizá pensó que era pronto para aceptar alguna de las tesis del jesuita que fue rector de la Universidad gregoriana de Roma y arzobispo de Milán. El caso es que era papable y ya nunca será Papa. También debió de influir en sus electores el hecho de que había propuesto, tiempo atrás, que «la Iglesia debe tener el valor de reformarse».

El caso es que el elegante cardenal había elogiado a Lutero y defendido la ordenación de las mujeres. Si le hubieran hecho caso se habrían ahorrado la trifulca que actualmente se traen los católicos con los anglicanos, que puede provocar un emocionante cisma en la Iglesia de Inglaterra. Parece que la mayoría de los componentes del Sínodo es partidaria de que las mujeres sean admitidas en el episcopado, pero a pesar de eso la cosa no acaba de cuajar. A las personas normales siempre nos ha extrañado que las mujeres no puedan decir misa, ni absolver de sus pecados a quienes lleven una exacta contabilidad de ellos. ¿Por qué el párroco del barrio sí y Teresa de Calcuta no?

Históricamente, las mujeres siempre han superado a los varones, entre muchas cosas, en su capacidad para la indulgencia, pero el antifeminismo eclesiástico es evidente. Más evidente incluso que el monárquico. El gigantesco avance en la conquista de lo que siempre fue suyo, se detiene ante la aceptación del obispado femenino, que está alejando a los anglicanos de los católicos. Lo que faltaba. Los tradicionalistas de la Iglesia de Inglaterra pueden hacer que la puesta al día, que recomendó siempre el cardenal Martini dure algún siglo más de la cuenta. La eternidad más una semana.

domingo, 13 de julio de 2008

Martini: un cardenal que se atreve a pensar


Lola Galán publica hoy en el diario español EL PAÍS un reportaje sobre el cardenal Carlo María Martini, una voz esperanzadora, abierta, cercana y dialogante en la Iglesia católica. La actitud de Martini contrasta de forma drástica con el conservadurismo y la intransigencia que parecen caracterizar los actuales tiempos de la Iglesia católica (la romana y, más aún, la española).

Para los que somos creyentes, las personas como Martini constituyen una esperanza y una feliz alternativa a esta Iglesia, a veces bastante cutre, que nos ha tocado vivir.
Martini fue rector de la Universidad Gregoriana, director del Instituto Bíblico de Roma y arzobispo de Milán durante muchos años. En el año 2000 se le concedió en España el Premio Príncipe de Asturias. Dicen también que Martini fue el cardenal más votado durante el pasado cónclave para la elección papal casi hasta el último momento, en que Ratzinger se impuso finalmente. Por eso somos muchos los que nos preguntamos qué hubiera pasado si...


El reportaje puede leerse pinchando en este enlace.
Foto: Agencia Reuters

martes, 8 de julio de 2008

Una nota injusta (más sobre J.A. Pagola)


UNA NOTA INJUSTA
por Rafael Aguirre

El autor de este artículo, publicado el día 5 de julio en El Correo digital, es exdecano y profesor de la Facultad de Teología en la Universidad de Deusto. Una persona de gran autoridad en exégesis bíblica.

En mis dudas sobre la pertinencia o no de escribir estas líneas vino en mi ayuda el poeta: «Entre el silencio y el grito, la palabra, la palabra siempre amenazada». Los sistemas rígidos fácilmente se sienten asediados y no dejan espacio para la circulación de voces diferentes en su seno. Tomar la palabra se paga caro, con la expulsión o con el ostracismo. Lo fácil entonces es el silencio obsequioso del miedo, para no crearse problemas, para no caer en desgracia, para seguir contando en el sistema; pero también surge fácil el grito, es decir, la contestación sistemática, la pataleta airada, la agresividad. El poeta reivindica la palabra razonada y libre, pese a los costes personales, responsable y consciente de las repercusiones de lo que se dice. Discrepar en la Iglesia católica de nuestros días ni es fácil, ni sale gratis, sobre todo si no aceptas encasillamientos ni banderías, cuando deseas hacerlo de forma constructiva sin que tus palabras sirvan a la creciente fractura social por motivos religiosos (laicismo militante versus catolicismo político), sino al contrario, para superar este maldito contencioso de nuestra historia.

Me permito este párrafo introductorio cuando mi intención es hacer unas reflexiones sobre la ‘Nota de clarificación sobre el libro de José Antonio Pagola, Jesús. Aproximación histórica (PPC, Madrid 2007, 544pp.)’ de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe publicada con la autorización de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española, y dada a conocer el viernes 27 de junio. Es conocido el éxito del libro, del que se han vendido casi 50.000 ejemplares y del que se anuncia para septiembre una segunda edición, que cuenta con el ‘nihil obstat’ del obispo de San Sebastián y en la que el autor ha introducido algunas modificaciones en vista de las críticas recibidas. Con la brevedad y sencillez requeridas por un artículo periodístico expondré el contenido de la nota, que tiene dos partes. En la primera se critica el método y en la segunda se denuncian seis errores doctrinales.

La metodología de Pagola es la compartida por toda la investigación exegética de nuestros días y la resumo en los puntos siguientes, todos cuestionados por la Nota:
a) Los evangelios son testimonios creyentes sobre Jesús, que se basan en datos históricos, pero no son crónicas históricas.
b) Por eso es perfectamente legítimo analizar el valor histórico de cada escena evangélica.
c) Igualmente hay que distinguir la investigación histórica sobre Jesús de la reflexión teológica y creyente sobre su persona.

Pagola no sólo afirma su fe en Jesús, sino que es ella la que le mueve a embarcarse en la investigación histórica, pero metodológicamente no puede introducir la fe en su trabajo histórico. Esto no sólo es perfectamente legítimo, sino necesario en la medida en que la ineludible asunción de la razón en el seno de la fe (tema reiterado por el Papa actual) implica que la confesión cristológica acepte sin miedo alguno, al contrario, la vea como un estímulo, la investigación histórica sobre Jesús.

La Nota achaca a Pagola que «parece sugerirse que para reconstruir la figura histórica de Jesús haya que prescindir de la fe». Pues sí, metodológicamente no se puede introducir la fe en el trabajo histórico. Hay que respetar la autonomía de cada ciencia, también de la historia, y ser, al mismo tiempo, bien conscientes de sus límites. La obra actual más importante sobre el Jesús histórico es la de un norteamericano católico, J. P. Meier, se titula ‘Jesús, un judío marginal’, y se han publicado tres gruesos tomos, que han sido traducidos al castellano. Al inicio de la obra dice lo siguiente: «En lo que sigue haré lo posible por poner entre paréntesis cuanto sostengo por fe y examinar solamente lo que se puede mostrar como cierto o probable por investigación histórica y razonamiento lógico (…) atreverme a una estricta distinción entre lo que conozco acerca de Jesús mediante estudio y raciocinio y lo que sostengo mediante la fe. Tal distinción está sólidamente arraigada en la tradición católica: por ejemplo, Tomás de Aquino distingue cuidadosamente entre lo que conocemos por razón y lo que afirmamos por fe». Pagola no hace algo diferente, y la obra de Meier goza de gran prestigio en el mundo católico y es citada como el mejor ejemplo de exégesis científica, con su méritos y limitaciones, en la selecta bibliografía que Ratzinger-Benedicto XVI incorpora al final de su obra sobre Jesús. Por ejemplo, está abierto a la discusión científica si la localización del nacimiento de Jesús en Belén responde a un interés teológico o a una realidad histórica; como lo está la historicidad de la comparecencia de Jesús ante el Sanedrín, en la pasión, escena que bien pudiera ser fundamentalmente una construcción teológica. Esto es evidente en los estudios bíblicos actuales y para nada compromete a la fe. La Nota refleja mucha ignorancia cuando echa en cara a Pagola su postura en estos dos casos, que cito sólo a modo de ejemplos.

En el aspecto metodológico la Nota achaca a Pagola que sitúa a Jesús en «un horizonte preferentemente humano» y adopta «el análisis propio de la lucha de clases». En realidad lo que hace nuestro autor es situar a Jesús en las circunstancias sociales e históricas de Palestina y del Imperio romano. La contextualización de la enseñanza y vida de Jesús es una de las grandes aportaciones de la investigación actual. Es tomarse en serio la encarnación, comprender que Jesús habla en función de unos problemas concretos y que vivió en un tiempo y en un país atravesado por enormes tensiones sociales. Pagola se basa en los estudios históricos más solventes que existen en estos momentos y no utiliza ni por asomo las categorías de lucha de clases ni de ninguna otra escuela sociológica. Jesús dice «bienaventurados los pobres y malditos los ricos» y María alaba a Dios porque «derriba a los potentados de sus tronos y exalta a los humildes. A los hambrientos colma de sus bienes y a los ricos despide con las manos vacías». ¿Demasiado fuerte? ¿Jesús, María, Lucas, que transmite estas palabras, se guían por la lucha de clases?

En resumen, la Nota, en sus planteamientos metodológicos, por su forma de tratar la naturaleza de los evangelios y porque no deja espacio para su estudio crítico, responde a una actitud fundamentalista. Este documento abre un contencioso, no ya con Pagola, sino con los presupuestos básicos de los estudios bíblicos modernos, que tanto costó aceptar en la Iglesia católica y que fue uno de los signos distintivos del Vaticano II.

La antes mencionada confusión de no diferenciar el estudio histórico de Jesús de la reflexión creyente sobre su persona -ambas legítimas y necesarias- se pone de manifiesto en la Nota cuando denuncia los supuestos errores doctrinales del libro de Pagola. Y es que la divinidad de Jesús, el sentido salvífico de su muerte, su resurrección, son afirmaciones estrictamente creyentes, inasequibles como tales al método histórico. Se equivoca radicalmente la Nota cuando dice que Pagola «presenta una historia que es incompatible con la fe». En las pocas horas transcurridas desde la publicación de la Nota me he preocupado de consultarla con varios colegas españoles y extranjeros de reconocido prestigio y todos han manifestado su asombro ante esta afirmación episcopal. La Nota está anclada en planteamientos apologéticos trasnochados. La investigación histórica de Pagola está, clara y expresamente, abierta a la interpretación de la fe de la Iglesia, que ciertamente supone un desarrollo peculiar en la comprensión de la vida y persona de Jesús.

Un artículo periodístico no es el lugar para entrar en discusiones más técnicas. Pero ¿por qué esta denuncia del libro de Pagola y no se dice nada de tantos otros libros sobre el Jesús histórico de reconocidos exegetas, traducidos al castellano, y que son mucho más críticos? Se llega a decir del libro de Pagola que es «dañino». Tenemos innumerables testimonios de personas a quienes ha ayudado a profundizar en su fe y, lo que es más notable, de gente que han descubierto, con interés y hasta con entusiasmo, la persona de Jesús. Muchos pensamos que este libro ha hecho un bien pastoral y cultural inmenso. Por supuesto, en él hay muchas cosas discutibles. Esto va en la naturaleza misma de un estudio histórico, necesariamente hipotético, limitado y aproximativo (como reconoce el autor en el subtítulo). Sería muy interesante discutir algunos puntos del libro, pero lo malo es que la condena episcopal, autoritaria y descalificadora, hecha desde presupuestos fundamentalistas, impide la discusión crítica y libre. El libro de Pagola está escrito en un estilo narrativo, fluido, de fácil lectura, y aquí radica uno de sus méritos. Un libro de estas características requiere una lectura flexible, que no aísle una afirmación del conjunto y no pierda de vista el hilo conductor de la obra.

En el prólogo de su libro sobre Jesús, Ratzinger-Benedicto XVI reconoce que su obra es discutible y añade: «Sólo pido a los lectores y lectoras una actitud de simpatía sin la cual no es posible la comprensión». La Nota de la Comisión episcopal, además de sus notables carencias intelectuales, refleja una lectura carente de la mínima empatía con el texto, de la voluntad de entenderlo positivamente, y así se explica que a la flojedad intelectual se una la injusticia en sus valoraciones.