Albert Schweitzer (1875-1965) fue un teólogo, músico y médico de origen alemán que pasó gran parte de su vida en ese continente olvidado que acostumbramos a llamar África. Sus esfuerzos para levantar y mantener un hospital en Lambarena (Gabón), por entonces colonia francesa, y sus conferencias y conciertos benéficos por todo el mundo le hicieron merecedor del Premio Nobel de la Paz en 1952.

En 1995, Mariella Berthéas y la fundación "L'Espace Afrique" editaron una recopilación de melodías en homenaje a Schweitzer que se llamó Lambarena - Bach to Africa. El compositor francés Hughes Courson y el guitarrista africano Pierre Akendengué lograron allí una fascinante fusión de estilos entre la música de Bach, los ritmos étnicos de Gabón y el sonido natural de la selva de Lambarena. Voces evocadoras de aves y de insectos, percusiones indígenas y las melodías de Bach, perfectamente reconocibles, como hilo conductor.
He encontrado algunos fragmentos en YouTube y me apresuro a poner aquí el enlace, sin saber cuánto tiempo puede durar esta delicia. Juzguen ustedes mismos:
Maravillosa historia médico-musical, amigo Juan, que sirve para poner de relieve una figura tan importante en la historia contemporánea (o moderna, según sigamos a los historiadores ingleses o franceses) como la del Albert Schweitzer -en mi modesta opinión- injustamente olvidada.
ResponderEliminarNo deja de asombrarme, por otra parte, el elevado número de médicos que, a lo largo de la historia, han disfrutado en sus seguramente escasos momentos de ocio con la interpretación de algún instrumento musical. Aunque ¡claro! no estaban expuestos, como nosotros, a perder el tiempo más de lo debido con los innumerables medios que nos ofrece nuestra tecnificada sociedad.
Me ha gustado mucho esta entrada, Juan. ¡Enhorabuena! Buen fin de semana y un afectuoso abrazo.
Un hermoso homenaje al médico-músico Albert Schweitzer y una interesante fusión. La música bachiana parece ser compatible con cualquier ritmo planetario. Excelente resultado.
ResponderEliminarFelicidades, amigo Juan, por esta bella entrada médico-melódica.