¿Quién era Kircher?


ATHANASIUS KIRCHER fue un sabio jesuita alemán que representó el espíritu científico del siglo XVII. Nació en Geisa (Alemania) en 1602. Profesor de filosofía, matemáticas y lenguas orientales, se interesó por los más diversos temas del saber de su tiempo.

Fue el inventor de la linterna mágica, cartografió la Luna, las manchas solares y las corrientes marinas, ofreció hipótesis para interpretar la estructura interna de nuestro planeta, investigó el Vesubio descolgándose por su cráter, trató de descifrar los jeroglíficos egipcios, realizó experimentos de física y fisiología animal, observó la sangre al microscopio e inventó un sinnúmero de artilugios mecánicos.

Junto con Plinio, constituye el paradigma de la curiosidad científica y del gusto por el conocimiento, en cualquiera de sus formas.

martes, 23 de febrero de 2010

L'Hôpital Saint Louis y su museo dermatológico



El museo parisino de l'Hôpital Saint Louis es un magnífico atlas de dermatología en relieve. Pertenece al rico listado de monumentos históricos franceses y alberga casi 5000 moldes en cera que representan otras tantas patologías de la piel y los anejos cutáneos. Es, por tanto, la colección más completa de moldes dermatológicos que puede encontrarse. El Dr. Moritz Kaposi, cuando la conoció en una de sus visitas a París, quedó tan impresionado que quiso inmediatamente iniciar un museo didáctico similar en Viena. Poco después Lyon, Londres, Boston y Filadelfia trataron de imitar esta misma iniciativa.


La colección actual es realmente la suma de cuatro subcolecciones. La inició Devergie en 1867, que encargó una serie de acuarelas para ilustrar de forma didáctica las lesiones dermatológicas y facilitar así a los alumnos y a los profesionales de la medicina el reconocimiento de algunas lesiones cutáneas. A las pinturas se incorporaron luego algunas fotografías coloreadas a mano y 3662 moldes en cera de extraordinario realismo sobre dermatosis y lesiones sifilíticas. Posteriormente se agregó la colección Péan (615 moldes realizados por Baretta), la colección Parrot (88 moldes de patología pediátrica encargados a Jumelin) y la colección Fournier (442 moldes sobre la sífilis hechos por Jumelin y por Baretta).



Por su extraordinario realismo, llaman la atención los trabajos de Baretta, joven artesano que se ganaba la vida haciendo reproducciones de frutas en cera y en pasta de cartón para los hogares parisinos. Un día Charles Lailler,  creador del museo en 1885, se asombró ante el vívido realismo de sus trabajos y le propuso cambiar las manzanas y las naranjas por otros "frutos" menos decorativos, pero más útiles para la docencia y lo contrató de por vida.

 En el museo se conserva igualmente el elegante mobiliario original, con vitrinas y expositores de madera, lo que permite reconstruir toda la atmósfera histórica de esta vieja institución decimonónica. Sin embargo, el catálogo y las descripciones del etiquetado han sido convenientemente actualizados en varias ocasiones. El museo sigue teniendo un indudable valor didáctico para los estudiantes de medicina y para el público interesado, si bien es verdad que la moderna terapéutica ha hecho desaparecer gran parte de las floridas patologías que allí se exhiben o, al menos, las ha vuelto francamente insólitas, por fortuna. 
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No voy a negar que muchos visitantes de este tipo de museos acuden impulsados por el morbo malsano de la atracción de feria, sí, el mismo morbo que llenaba tristemente las sillas cuando se exhibía al hombre elefante o a la mujer barbuda. Pero viene también gente deseosa de asomarse a otra época, de recorrer las vitrinas sabiendo que, tras el vidrio de los expositores, vive la historia misma de la dermatología francesa del XIX y late otra cultura científica y hospitalaria, que no sólo era capaz de sentir curiosidad por lo monstruoso y lo deforme, sino que iba más allá: se preguntaba por sus causas y ponía empeño en encontrar un remedio medianamente expeditivo para el sufrimiento. 





Ya no hace falta acercarse hasta la rue Bichat, en París, para visitar este magnífico museo. La Biblithèque Interuniversitaire de Médecine et d'Odontologie (BIUM) ha realizado un catálogo virtual de cada una de las piezas, de forma que la magia de Internet pone a un solo click del ratón la posibilidad de contemplar con detalle (morboso o científico, que cada uno sea dueño de su mirada) la mayor colección del mundo de moldes de cera. Historia viva de la dermatología francesa. Éste es el enlace.

Más información sobre el Musée des moulages dermatologiques de l'Hôpital Saint-Louis.




(Fotografías: Jim Edmonson y Joanna Ebenstein en Morbid Anatomy)

2 comentarios:

  1. Te equivocas, si que me ha gustado. Tengo muchos problemas con mi piel y he leido mucho sobre el tema. A veces he tenido las manos peor que las de ese museo. Al final, despues de estar toda la vida de dermatologo en dermatologo, me lo he "casi curao" con Homeopatia.
    Un beso

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  2. Me he acordado de ti al ponerla, Mandy, porque cuando colgué algunos posts sobre gemelos siameses me decías que tapabas la pantalla con la mano para poder leer el texto y no mirar las fotos.
    Sé que algunas imágenes no son agradables de mirar, pero creo que impacta más el sufrimiento que debe haber tras cada caso que el aspecto más o menos desagradable de las lesiones.
    Un beso desde el sur
    JV

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